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Lunes, 16 de mayo 2022, 19:07
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María Muñoz y José Antonio Cordón presentarán el 25 de mayo en la Casa de las Conchas “Los bestsellers y el caso de Harry Potter”, un libro muy exhaustivo y con una mirada entre lo sociológico, lo literario, y lo estético. El primer libro de la saga, que ha sido traducida a 80 idiomas, cumple en junio 25 años.
–¿Cuáles son las razones del éxito de la saga de Harry Potter?
–En el mundo editorial el éxito responde a una extraña alquimia no siempre descifrable, menos aun cuando es inesperado y disruptivo, como el en caso de Harry Potter. George Steiner, al recibir el premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades en 2001, manifestaba su sorpresa por el hecho de que dos millones de niños apagaran la televisión todos los días para leer a Harry Potter, con más de 600 páginas de media por volumen, un vocabulario rico y una gramática compleja. La razón última de su éxito quizá responda a que, como declaraba Umberto Eco, Rowling había sabido volver a poner en escena una serie de situaciones narrativas realmente arquetípicas que entroncaban con un imaginario colectivo fuertemente receptivo. Si a esto se le añade el acompañamiento de un engranaje editorial y mediático muy consistente y regular, se pueden explicar, parcialmente, las razones de un éxito atípico por las condiciones de partida de su autora, completamente desconocida, y la propuesta que hacía, poco acorde con las fórmulas y estilos de la literatura infantil y juvenil coetánea.
–¿Es una saga que ha cambiado la manera de editar, de escribir y de hacer llegar los libros a los jóvenes?
–Indudablemente. Se puede hablar de un antes y un después de la serie de novelas que componen la saga. El componente editorial que articula todo el desarrollo de las obras adquiere un protagonismo fundamental desde el momento en que el lanzamiento y promoción de estas obedece a una planificación en gran medida controlada por la autora, J. K. Rowling. La autonomía e independencia que consiguió en la gestión de los derechos de autor, la creación de su propia empresa para negociarlos, imponiendo sus condiciones a plataformas tan potentes como Amazon o Apple, su política de lanzamientos a través del sitio web Pottermore, instauran un modelo alimentado por una buena respuesta de mercado y la generación de un emporio empresarial alcanzado no solo a través de los libros, sino de todos los productos derivados de estos. La coexistencia de un universo de papel, compuesto por las obras canónicas de la serie, y de un escenario digital, con nuevos textos, clubes de fans, actividades múltiples en todos los países, y una complicidad permanente a través de las redes sociales, ha generado una nueva forma de creación literaria y de relación con el público lector.
–También ha dado lugar a muchas obras derivadas, como las películas, que han trascendido el mundo editorial.
–Las películas son un complemento imprescindible para entender el éxito de la serie. Sirvieron para reforzar la fidelidad del lector convencional, pero también para inducir a la lectura a muchas personas que únicamente conocían la versión cinematográfica. El tándem cine-literatura reviste en el caso de Harry Potter un carácter de retroalimentación permanente entre formatos, donde se producen trasvases entre uno y otro sin solución de continuidad. Y el fenómeno fandom, esto es, las creaciones derivadas de los personajes y las tramas encerradas en los libros de Harry Potter, ha alcanzado cifras millonarias en los sitios web de estas formas creativas, en donde aficionados de todo el mundo prosiguen los argumentos de la serie, utilizan los mismos personajes, o creando nuevas obras, seguidas y replicadas por miles de incondicionales.
–El éxito de un libro o una saga ¿en qué medida está relacionado con la calidad?
–Este es un tema muy controvertido y objeto de discusiones múltiples entre quienes defienden posturas elitistas y sesgadas del concepto de calidad literaria, y quienes contextualizan la calidad en el marco histórico y sociológico de las obras. De cualquier modo el éxito de un título responde a una serie de variables entre las que la calidad no ocupa un lugar destacado. Con notables excepciones, son las operaciones de marketing y promoción las que determinan gran parte de los éxitos editoriales. Harry Potter constituyó una de esas excepciones, pues la calidad de la serie corrió paralela a estrategias de promoción muy bien diseñadas.
–J.K. Rowling publicó con pseudónimo, después de la saga, y solo volvió a alcanzar el éxito cuando volvió a utilizar su nombre.
–La autora apostó por un cambio de registro, iniciando una serie de novelas de intriga, cuyo primer título, “El canto del cuco”, aparecía firmado por un desconocido Robert Galbraith. La obra tuvo un funcionamiento razonable, dentro de cifras muy pobres, pero lógicas en un supuesto autor novel, que se dispararon cuando se descubrió que, detrás del nombre, se encontraba Rowling. Es un ejemplo de cómo, un vez alcanzado ciertos niveles de visibilidad y prestigio, es el nombre, la marca, la que suscita la respuesta del mercado, y en menor medida los contenidos que, en todo caso, se benefician del capital simbólico del autor
–¿De qué hablamos cuando hablamos de bestseller?
–El bestseller es, en el sentido de literal de la palabra, cualquier obra muy vendida. Su naturaleza está determinada por sus rendimientos comerciales. Sin embargo en el caso de Harry Potter estamos ante un bestseller diferente, en el que lo comercial se hibrida con lo canónico, pues se trata de una obra que ha traspasado el ámbito de la ficción para llegar al académico, siendo objeto de estudio de miles de artículos y de monografías en todo el mundo. La fuerza y el poder de arrastre de la serie, desde sus primeros, títulos fue tal que obligó al periódico “New York Times” a elaborar una lista separada de sus ranking de obras mas vendidas, dedicada en exclusiva a los libros infantiles y juveniles. Durante muchos meses su lista tradicional había estado copada en sus primeros puestos por los diferentes volúmenes de Harry Potter, monopolizando una lista en la que las obras infantiles solo entraban ocasionalmente. Los formatos digitales, incluyendo los audiolibros, han permitido aumentar la ventana de expectativas para un lector muy familiarizado con los nuevos formatos y dispuesto a fórmulas de consumo más heterodoxas que la lectura tradicional.
–En el libro se ocupan del caso “Carmen Mola”.
–Los libros de Carmen Mola disfrutaban de un éxito indiscutible, favorecido por una autoría femenina cuyos rasgos biográficos aparecían difuminados e imprecisos, alimentando de este modo el halo de misterio del que también participaban sus obras. En nuestra opinión, desvelar el mismo, con ocasión de la concesión del Premio Planeta, representó una equivocación estratégica, desde muchos puntos de vista, sobre todo por el hecho de que tras el seudónimo se encontraban tres autores que habían utilizado el señuelo de lo incógnito para colocar sus productos. Si leer a Robert Galbraith reforzó la percepción emotiva después de conocer que tras el nombre se encontraba Rowling, leer a Carmen Mola tras desvelarse el misterio de su nombre será mucho más complicado, pues con su incomprensible acto se laminaron todas la complicidades que se habían suscitado en su entorno. La invisibilidad tras el nombre se puede mantener, como demuestra el caso de Elena Ferrante.
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