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Jueves, 9 de marzo 2023, 21:44
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Dos años en tierra de nadie. Hasta 24 meses sin permiso para trabajar, salvo en la economía sumergida; sin derecho a recibir ayudas públicas; sin documento de identidad español; sin opción de acceder a más ingresos que los que puedan ofrecer unas ONG con serias dificultades para dar abasto ante la “avalancha” de extranjeros que están atendiendo en los últimos meses. Es el recibimiento que el caos de la cita previa y el atasco de la Oficina de Extranjería ofrecen a quienes llegan a Salamanca huyendo de las amenazas, extorsiones, mafias y conflictos bélicos que sufrían en sus países.
“En este momento no hay citas disponibles. En breve la oficina pondrá a su disposición nuevas citas”. Es el mensaje que están cansados de leer los cientos de inmigrantes que en los últimos meses han llegado a la provincia e intentan que la oficina de Extranjería les atienda para manifestar su intención de solicitar el derecho de asilo.
Hace tres meses que Erika y su marido intentan conseguir cita previa a través de la web —única opción disponible para hacerlo—. Los visados de turistas con los que llegaron a España en diciembre ya han caducado y aún no han logrado que les atiendan para iniciar un proceso que, salvo sorpresa, no les permitirá tener números de identidad extranjeros (NIE) ni opción de acceder a un trabajo hasta finales de 2024. “El sistema está congestionado. No da citas. Nos levantamos a las dos de la mañana e insistimos durante una hora en la web y no logramos nada. También lo intentamos a primera hora, y tampoco”, explica esta peruana.
“Algunas personas conocemos que han pagado para comprarla por internet”, explica Ana Vicente, técnico de acogida en Cáritas Salamanca. “No estamos logrando que las personas accedan a citas. Solo se puede hacer online y evidentemente las organizaciones no podemos dedicarnos a buscarlas porque, después de realizar los diez pasos necesarios para conseguirla, al final siempre te dice que no hay citas disponibles, y vuelta a empezar”, confirma Montserrat Hernández, responsable del programa de migrantes y refugiados de Cruz Roja. “Y de la necesidad se alimenta la vileza”, añade refiriéndose a que personas con habilidades informáticas se hacen con las pocas que quedan libres para comercializarlas. Ocurre exactamente igual que con el Instituto Nacional de la Seguridad Social.
En conocidas plataformas webs pueden “comprarse” citas para las Oficinas de Extranjería. Tras muchos intentos fallidos, ayer este periódico consiguió localizar en la web oficial una cita disponible —posiblemente después de que quien la había reservada la cancelase—. Era para el 8 de mayo, dentro de dos meses.
Pero el éxito en esa misión casi imposible de conseguir cita es solo un primer paso que no saca de la extrema vulnerabilidad a los extranjeros que demandan protección internacional. “La mayoría de las ayudas que existen están condicionadas a que la persona tenga un NIE y no se lo entregan hasta que pasan la entrevista de asilo”, explica Montserrat Hernández. “Para esa entrevista, ahora mismo en Salamanca están dando cita para finales de 2024. Es verdad que la Policía va llamando a los solicitantes y habitualmente se puede adelantar un poco, seis meses tal vez. Pero, aún así, son periodos de espera muy largos en medio de los cuales carecen de sus derechos como solicitantes de protección internacional”, añade.
Como carecen de documentación, ni siquiera pueden abrir una cuenta bancaria. “Son familias y los primeros meses están a cero. Después intentan sobrevivir con trabajos ilegales. Son momentos muy duros. Sobre todo cuando acaban de llegar. Este año nos sorprendía la cantidad de ropa de abrigo y mantas que nos solicitaban”, confirma Vicente, desde Cáritas.
Este colapso se produce en un momento en el que la llegada de inmigrantes y demandantes de protección internacional se ha multiplicado y la Oficina de Extranjería no puede ofrecer una respuesta ágil. “Esto requiere una dotación de recursos, no solo económicos, sino también humanos que no son tan sencillos de agilizar y que están creando realidades sociales de extrema vulnerabilidad”, explica la trabajadora de Cruz Roja.
En los dos primeros meses del año esta entidad ha recibido, a través del programa para inmigrantes y refugiados, demanda de atención de casi 800 personas extranjeras, de las que 500 les han pedido ayuda por primera vez. En Cáritas, Ana Vicente estima que los casos de irregulares o solicitantes de protección atendidos en las cinco primeras semanas del año casi se han duplicado respecto al mismo periodo de 2021.
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