Una dermatóloga avisa de la peor hora para tomar el sol: «Es cuando más pica»

En verano no hay elemento más distintivo que el sol. Por eso, mucha gente aprovecha cada rayo de luz, aunque sea mínimo, para tumbarse en la toalla de la piscina o sentarse en la silla de la playa para achicharrarse y conseguir un tono de piel oscuro y perfecto para los looks veraniegos. Sin embargo, detrás de esta forma de broncearse se esconde una práctica peligrosa, ya que la exposición solar sin protección adecuada puede tener consecuencias graves para nuestra salud. Por ello, la dermatóloga Lourdes Pardo Arranz advierte que el principal riesgo de tomar el sol sin protección es la aparición de cáncer de piel.

Pero, además de provocar un cáncer cutáneo, tomar el sol sin protección o haciendo un mal uso de ella también puede generar un envejecimiento prematuro de la piel, con la aparición de manchas y arrugas, provocando una pérdida de elasticidad. Por eso, aunque parezca una tontería, utilizar protector solar es imprescindible. Para niños pequeños o personas con piel sensible, es importante utilizar protectores con filtros físicos y no los habituales, que también contienen filtros químicos.

«No obstante, la eficacia del protector no está solo en superar la barrera de los 30 SPF —que también—, sino en reaplicarlo cada dos o tres horas, y siempre después de nadar, sudar o secarse con la toalla», insistía la doctora Pardo.

En cuanto al factor de protección solar, el número del SPF indica cuántas veces se multiplica el tiempo que la piel puede estar al sol sin enrojecerse. Por ejemplo, una persona que comienza a quemarse a los 10 minutos podría, en teoría, permanecer 300 minutos con un SPF 30. «Pero en la realidad, fiarse de ese dato es un error», decía. Y añadía: «No nos podemos fiar de este número, ya que las personas tienden a aplicar menos crema de la necesaria y, además, después de un baño o del secado con una toalla, el protector que queda en nuestra piel ya no es el inicial».

Otro tema de relevancia es la diferencia entre un protector solar y un bronceador. Según la experta, si ambos productos tienen índice de protección, no habría problema. El problema surge cuando se usan bronceadores sin SPF. Además, este riesgo se ve agravado entre los jóvenes y las personas que sufren tanorexia, un trastorno psicológico asociado a la inseguridad y baja autoestima, ya que el tono de piel moreno tiene una mayor aceptación entre la población.

Incluso utilizando protector solar, tomar el sol puede ser perjudicial si se hace durante las horas centrales del día, de 11:00 a 17:00 horas, cuando «el sol más pica». Lo ideal es, en caso de exponerse al sol, hacerlo a primera hora de la mañana o a última de la tarde, siempre con protección adecuada y complementarlo con sombreros, gorras y gafas de sol», recomendaba. Además, es importante entender que el índice UV es determinante, ya que tomar el sol un rato con un índice UV alto puede ser más dañino que varias horas con un índice bajo.

Normalmente, cuando nos quemamos, se nos queda la piel roja y, posteriormente, nos «pelamos»; estamos dejando una pequeña huella negativa en la «memoria de nuestra piel». «Los dermatólogos insistimos en que esos eritemas solares, muchas veces continuos, verano tras verano, son una forma silenciosa de ir 'acumulando puntos' para padecer en un futuro un cáncer de piel», confesaba Lourdes. Sin embargo, tampoco hay que pasar por alto otros síntomas como cambios en los lunares, aparición de nuevas manchas o heridas que no cicatrizan, los cuales son motivo suficiente para acudir al dermatólogo.

Finalmente, la dermatóloga hizo hincapié en desmentir diferentes bulos, como creer que en los días nublados no hace falta usar protector solar o que no es necesario aplicarse protector para tomar el sol, como afirmó el futbolista del Atlético de Madrid Marcos Llorente. «En un día nublado, las nubes bloquean la mayor parte de los rayos infrarrojos, que son los responsables de la sensación de calor que sentimos. En cambio, hasta el 80 % de la radiación UV traspasa las nubes, con los consiguientes efectos dañinos. Lo mismo pasa con las sombrillas», explicaba.

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