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Su principal objetivo es «recuperar, reunir, organizar y poner a disposición de los interesados los fondos documentales y las fuentes secundarias que puedan resultar de interés para el estudio de la Guerra Civil, la dictadura franquista, la resistencia guerrillera contra ella, el exilio, el internamiento de españoles en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y la transición». Sin embargo, el Ministerio de Cultura ha considerado que hay un lugar mejor que el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca, para custodiar los fondos de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales. El ministro, Ernest Urtasun, considera que las 82 cajas de documentación, vídeos, fotografías, libros y objetos de relevancia histórica sobre miles de voluntarios extranjeros, de 50 países, que participaron en la Guerra Civil Española integrados en el Ejército Popular de la República están mejor en Alcalá de Henares (Madrid). Han sido depositadas para su consulta física a partir de septiembre —ya se puede hacer online— en el recién inaugurado Archivo Histórico de los Movimientos Sociales, que a falta de una sede propia se ubica actualmente en el Archivo General de la Administración.
Para mantener «latente» la «membrana de la memoria», según sus propias palabras, el titular de la cartera de Cultura ha considerado más adecuado depositar esta documentación en un archivo que aborda temas como el feminismo, la lucha obrera, la lucha LGTBIQ y la memoria de las personas afrodescendientes, que en el centro estatal dedicado específicamente a la Guerra Civil y la dictadura. «Ha sido la Asociación de Amigos de Brigadas Internacionales la que ha considerado oportuno que su archivo estuviera en el Archivo de Movimientos Sociales», remarcó el propio ministro durante su intervención. No obstante, Urtasun mostró su satisfacción por el hecho de que se eligiese el nuevo archivo ubicado en Alcalá. En declaraciones recogidas por El País, el portavoz de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, Carlos Domínguez, aseguró que será «más fácil su consulta para cualquier ciudadano al tener que desplazarse a Alcalá y no a Salamanca o a Albacete», donde hasta ahora se encontraban los fondos.
De las declaraciones de Urtasun se desprende que la decisión de no traer al centro documental de la plaza de los Bandos el legado de las Brigadas Internacionales ha sido meditada previamente, y no producto de un olvido. De hecho, el Archivo Histórico de Movimientos Sociales se ha estrenado con una exposición dedicada a la Guerra Civil que se nutre precisamente de los fondos cedidos por la asociación.
El fondo de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales está formado, en gran parte, por las donaciones de brigadistas y de sus familiares a la asociación. Entre los ficheros gráficos y audiovisuales sobresalen los del general Walter, brigadista internacional; o un segundo archivo de instantáneas donado por brigadistas búlgaros, además de entrevistas que se han venido realizando desde 2007 como parte de un proyecto de recuperación de Memoria Oral.
El 'censo' de brigadistas que custodia Salamanca
En 53 páginas mecanografiadas en 1937, aparecen por orden alfabético los nombres y apellidos de los cientos de españoles que se unieron a las Brigadas Internacionales. Y en otro centenar de folios figuran un listado aun más extenso de los extranjeros que se enrolaron en este movimiento. Ambos documentos se custodian en el Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), con sede en Salamanca. Se encuentran microfilmados y pueden ser consultados a través de internet. Estos documentos se han convertido en una útil fuente para los investigadores que han realizado estudios sobre aquellas unidades militares de voluntarios de medio centenar de países que llegaron a contar con más de 50.000 miembros. Desde el CDMH se han realizado a lo largo de los últimos años diferentes actividades para dar a conocer aquel movimiento que surgió durante la Guerra Civil. Uno de los últimos tuvo lugar el pasado 6 de octubre, cuando el escritor Ángel González Quesada explicó la estancia de los brigadistas internacionales en el convento de las Comendadoras de Santiago de Salamanca, entonces prisión militar, así como de su intervención en la Guerra Civil española y su lucha por la paz.
Sin embargo, el Ministerio de Cultura, con Ernest Urtasun a su cabeza, ha considerado que el centro estatal, que se creo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como «compensación» a la polémica salida de los papeles del antes denominado Archivo General de la Guerra Civil, no es el lugar más adecuado para custodiar los fondos vinculados con esas unidades militares que estuvieron activas entre 1936 y 1938.
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