Seas creyente o ateo, tienes que ver 'Los domingos'
Una adolescente le cuenta a su familia que quiere ser monja de clausura, y eso provoca un terremoto. Alauda Ruiz de Azúa ('Cinco lobitos') ha ganado la Concha de Oro en Donosti
La Gaceta
Salamanca
Viernes, 24 de octubre 2025, 16:14
Es la película española del año (quizá, con permiso de Sirat). Tras alzar la Concha de Oro en el último Festival de San Sebastián, Los domingos parte como favorita en los próximos Goya, gracias al favor de la crítica y del público. La escribe y dirige Alauda Ruiz de Azúa (Barakaldo, 1978), que ya impresionó con su debut, Cinco lobitos, con la que ganó tres cabezones: dirección novel, actriz para Laia Costa y actriz secundaria para Susi Sánchez. Después de la serie Querer, sorprende con un nuevo cambio de tercio: un filme que explora la vocación religiosa de una adolescente (Blanca Soroa) huérfana de madre y criada con su padre, la nueva pareja de éste y sus dos hermanastros. Una Gen z que, en pleno siglo XXI, dice sentir la llamada de Dios. Mientras sus compañeros de clase se preparan para la universidad, ella quiere ser monja de clausura. Cuando se lo comunica a su familia, esto provoca un verdadero cisma. ¿Qué se puede hacer ante una decisión tan drástica? ¿Acompañarla?, ¿tratar de que cambie de opinión? Desde este fin de semana, Los domingos puede verse en Cines Van Dyck.
Aunque a priori no comparta con los títulos precedentes ni argumento ni tono ni puesta en escena (austera en todos los casos), sí se aprecia un rasgo común en la carrera de Ruiz de Azúa: siempre incomoda, se niega a los estereotipos y pone a prueba nuestros prejuicios y creencias. Abre debates, en vez de conformarse con respuestas simples. Cinco lobitos era un retrato complejo y crudo de la maternidad y los cuidados; Querer, de los secretos familiares y el consentimiento en el matrimonio. Y Los domingos, de algo tan personal como la fe, pero también de la necesidad de amor, consuelo y compañía. Aquí no hay buenos ni malos: todo es equilibrado y creíble. El cura que ha sido mentor de la protagonista en el colegio concertado y la madre superiora del convento (Nagore Aranburu, de Loreak o Maspalomas) están lejos de ejercer como villanos. Por supuesto tienen sus discursos y estrategias para convencer, pero muestran cariño y empatía por ella. Lo mismo puede decirse de su tía (sublime Patricia López Arnáiz, de Ane o Los destellos), atea convencida, que siente que la Iglesia le está robando a su sobrina. Todos los personajes parecen reales, todas las posturas pueden argumentarse y rebatirse. No hay maniqueísmo, aunque sí mucha emoción y tristeza. El guión, sutil y elegante, arriesga más de lo que parece, y logra un equilibrio casi imposible.