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Raúl Sánchez, en el interior del edificio. OBES

El conserje 'todoterreno': «Me consideran un vecino más»

Raúl Sánchez heredó el trabajo de su padre en una comunidad de vecinos y se ha convertido en el portero de un edificio de 60 viviendas y 20 plantas: «Tengo esa sensación de hogar»

María Regadera

Salamanca

Lunes, 16 de junio 2025, 12:39

En una comunidad de vecinos de la calle Toro sobrevive una figura que parece sacada de otra época: la del conserje. Raúl Sánchez, con 34 años, no es el único de la ciudad, pero posiblemente uno de los más jóvenes. Su responsabilidad, entrega y cercanía le han llevado a convertirse en un imprescindible para los vecinos, que ya le consideran «uno más». Recurren al joven para prácticamente todo, ya que él es el que mejor conoce el edificio de 60 viviendas y 20 oficinas y sus entresijos. Saluda a cada persona que cruza la puerta por su nombre y conoce prácticamente todas las caras que acceden al edificio, que no son pocas. En los siete años que lleva trabajando, se ha convertido en un «conserje todoterreno».

Sánchez aprendió el oficio de su padre, Miguel Sánchez, conserje durante 18 años en la misma comunidad. Desde joven, junto a sus hermanos, cubría los periodos en los que él se iba de vacaciones. «El último año, mi padre estuvo de baja por un glaucoma, y yo me hice cargo durante ocho meses. Ahí los vecinos me conocieron de verdad», recuerda. Aquel periodo fue un punto de inflexión en la vida del salmantino.

Cuando el padre se jubiló, propuso a la comunidad que uno de sus hijos continuara. Y así fue, el joven heredó su puesto. Sánchez recoge la basura, limpia patios, baja a la sala de calderas, recibe el gasoil, recoge paquetes, guarda llaves, facilita la entrada a operarios, se coordina con la administradora y conoce el nombre, las rutinas y las urgencias de cada uno de los vecinos.

Se emociona al explicar la conexión que comparte con su padre gracias a este trabajo. «Siempre había estado muy unido a mi madre, pero no había tenido esa ocasión para un acercamiento con mi padre. Este trabajo me ha unido mucho más a él, ahora hablamos mucho y se ha implicado de verdad en esto», explica. Reconoce que ese acercamiento, es uno de grandes regalos que le ha hecho este trabajo. « El mayor tesoro que tengo en mi vida es mi familia», resalta.

Durante la pandemia, no se refugió en casa. Él siguió trabajando en el edificio de forma habitual. «Ayudé a muchos mayores con las medicinas, con la compra… Yo no paré», cuenta con humildad. La confianza de los vecinos hacia él es plena, pero agradece mucho más el cariño que le profesan diariamente. «A día de hoy puedo tener 45 llaves de vecinos. Yo soy muy cercano, me gusta hablar, ayudar... me he convertido en uno más». En su garita, expone los dibujos que varios niños del edificio le han regalado. También guarda una gran cantidad de tarjetas publicitarias de los negocios que se encuentran en el edificio para hacer publicidad de los servicios que ofrecen los residentes.

Durante estos años de trabajo en el edificio, el conserje ha creado un vínculo emocional muy fuerte con algunos vecinos. Una de las personas que más le ha marcado ha sido Pepita, una vecina de 99 años, «sorda como una tapia», a la que quiso como a una abuela y que falleció el pasado año. «Siempre me esperaba a las doce menos cuarto. Salía al rellano y me decía: 'Raúl, Raúl', para darme un bombón o una chocolatina. Yo le decía que me diese dos besos'», recuerda. Esa cercanía con los mayores es una de las razones por las que Sánchez cree que su oficio no debería desaparecer. «Hay muchas vecinas mayores que viven solas, en casas grandes, y tienen miedo de que les roben. Se atrancan desde dentro, y más de una vez he tenido que subir a ayudarlas».

El conserje también está disponible cuando una madre necesita que alguien eche un ojo a su hija un momento mientras baja a hacer un recado, o cuando hay que bajar las cortinas o ayudar a mover un mueble. A pesar de que no soñaba con este trabajo y «tenía otras expectativas», Sánchez siente que ha escogido el camino correcto: «Tengo esa sensación de hogar», dice. Confiesa a este medio su deseo de continuar muchos años más en este edificio.

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