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Jorge Nieto, David Romero y David Torrecilla, posan junto a sus álbumes en La Alamedilla Laya

Una tradición de toda la vida que ya no es 'cosa de niños': «Tengo más de mil distintas»

Cada domingo, decenas de coleccionistas salmantinos de todas las edades se reúnen en La Alamedilla para intercambiar cromos

Ángel Amor

Salamanca

Lunes, 21 de julio 2025, 12:31

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No es solo cuestión de llenar un álbum. Cada domingo, a las doce del mediodía, un grupo de coleccionistas se da cita en el parque de La Alamedilla. En torno al cartón ilustrado —cromos de fútbol, Marvel, manga, toros o Semana Santa— se teje una red de afectos, recuerdos de infancia, economías paralelas y una pasión compartida que atraviesa generaciones.

Jorge Nieto, uno de los más veteranos, lleva 25 años acudiendo fielmente: «Empecé coleccionando con mis hijos y tengo más de mil colecciones distintas, de todo tipo. Antes coleccionaba todo lo que salía, ahora selecciono más». Nieto conoce bien los entresijos del mercado: «Un solo cromo puede costarte 35 euros, y hay cartas que superan los 300 o 400. Las editoras lo hacen a propósito, para crear esa escasez que sube el valor».

La escena se repite cada semana. Familias, abuelos, padres y niños, nostálgicos y fanáticos se agrupan en corros intercambiando aquellas cartas que unos y otros tienen «repes». Pero no solo intercambian cromos: conversan, aconsejan a los novatos y forjan amistades duraderas. «Aquí se viene a hablar, a conocer gente. Se crea un vínculo porque todos compartimos esta afición», decía David Torrecilla, otro coleccionista habitual. Empezó de niño, acompañado por sus padres, y ahora es él quien acompaña a su hijo y orienta a los nuevos: «Muchos vienen buscando cartas difíciles. A veces los niños no pueden permitirse terminar una colección, y ahí es donde nosotros echamos una mano».

El trueque, que antes era la única forma de avanzar en una colección, ha dado paso a otros sistemas más sofisticados: grupos de WhatsApp, Facebook, intercambios por internet e incluso colecciones temáticas con tirón local. Susana Sierra acompaña a su hija, Alba Simón Sierra, ambas cuentan a LA GACETA cómo consiguieron el álbum taurino tras buscarlo en casi todos los quioscos de Salamanca. «Ahora nos faltan solo tres cromos para completarlo. El día de la última corrida taurina hicimos una quedada y cambiamos un montón».

Con la digitalización, el acceso a listas completas ha cambiado el juego: ya no se colecciona a ciegas. Sin embargo, la esencia sigue viva en el parque: el contacto humano. «Aquí en plena temporada se juntan más de 150 personas. Es un lujo que no todas las ciudades tienen», reconocía David Torrecilla. Y aunque muchos álbumes se acaban en línea, para los habituales de La Alamedilla, lo verdaderamente valioso no siempre está en el cartón, sino en la conversación que lo acompaña.

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