La ciudad que atrae a los estudiantes extranjeros para aprender el idioma

Las risas de los estudiantes no abandonan las calles a pesar de la llegada del verano, sino que se renuevan. Casi 2.200 estudiantes extranjeros procedentes de 82 países han llegado esta semana a Salamanca a través de los cursos internacionales de la Universidad. Ir a clase es uno de los principales objetivos de estos alumnos, pero también descubrir la ciudad a través de sus formas y sabores. Es el caso de Alina y Mariona, estudiantes de Arquitectura y Nutrición, respectivamente. La primera, por deformación profesional, se mostraba sorprendida ante la belleza de los edificios que la rodean con esa piedra de Villamayor siempre dorada y brillante. La segunda añadía que estuvo en Estados Unidos, «pero era demasiado moderno», y prefiere conocer la extensa historia de Salamanca. También tiene interés por descubrir la gastronomía salmantina, de la que tiene buenas referencias, y es que tiene descendencia española y ha leído mucho sobre este país. Las dos jóvenes forman parte de los 80 elegidos para el programa 'Top España'.

También salían de las aulas del edificio de Cursos Internacionales los estadounidenses Miguel y Lia, acompañados de Annalisa, procedente de Italia. En el caso de Miguel, es su segunda vez en España, pero la primera acudiendo a clases que imparten españoles nativos. Aseguraba que le están gustando estos primeros días en Salamanca y que está motivado para seguir aprendiendo el idioma. Más resuelta aún conversando en castellano se mostraba Annalisa, quien asegura que la Universidad es muy popular para los estudiantes de su país y que le gusta la accesibilidad que tiene la ciudad porque «es pequeña, se recorre fácilmente».

Otro grupo de estadounidenses, aproximadamente una decena, pasa con prisas de una calle a otra porque en apenas cinco minutos comienza otra de las clases. Mientras, los estudiantes brasileños acuden a su acto de presentación en el Aula Salinas de las Escuelas Mayores, no sin antes acordarse de buscar la rana en la fachada. En sus caras se ve la ilusión provocada por esta experiencia que durará un mes. Estas próximas cuatro semanas son apenas un suspiro en un lugar nuevo, y es que en una ciudad con tanta historia y donde hay tanto por descubrir (y más si ayuda el buen tiempo de la época estival) pasa demasiado deprisa.

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