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Han pasado más de tres décadas, pero su recuerdo sigue tan vivo como si fuera ayer. Profesora de Penal de la Universidad de Salamanca, Charo Diego (María del Rosario Diego Díaz-Santos) desde muy joven sintió la llamada de la política.
Primero como concejal del Ayuntamiento de Tamames y más tarde como presidenta de la Diputación de Salamanca (1988-1991 con el CDS), convirtiéndose en la primera mujer en ocupar este sillón. «En la época de UCD fui la única entre veinticuatro; y en la época del PSOE y PP la única entre 25», señala con orgullo esta salmantina, que tras dejar la política y jubilarse como profesora, vive su particular retiro en la urbanización de Navahonda, en Carbajosa.
«Desde la pandemia vivo en Navahonda y bajo a Salamanca al dentista, al médico, al fisio, pues tengo una rodilla fastidiada... Esta es mi vida y me siento muy a gusto», señala esta hogareña y familiar salmantina, quien en la actualidad vive con una de sus hijas, su marido y las nietas. «Es a lo que me dedico», insiste.
Además de la familia, Charo Diego reconoce que dedica buena parte de su tiempo a leer, hacer sopas de letras y crucigramas —«pues la cabeza todavía me funciona muy bien», reconoce— e ir a la piscina. «Hablo con mis amigos y amigas por teléfono o en persona, y de vez en cuando me voy a comer con ellos», anota. Y, ¿de política? «Nada de nada», señala. Es más: «A la hora del Telediario cambio la tele y pongo La 2 que hay naturaleza o Saber y ganar», comenta entre risas.
Tampoco ha perdido su pasión por viajar y cada vez que tiene la ocasión, y, sin abusar, se escapa con sus hijas a disfrutar de la naturaleza o de la playa, «aunque lo cierto es que yo aquí, en Navahonda, no necesito nada más».
Pero si hay algo que no echa nada de menos es, sin duda, la política. «Cada vez que recuerdo aquellos años, me arrepiento, pues no me quedan muchos momentos gratos; y me han quedado pocos, pero buenos amigos de aquella época», confiesa Charo Diego, quien después de tantos años aún se sigue preguntando «cómo fui capaz de aguantar hasta 36 horas sin dormir, entrar en un sitio, cambiarme de ropa e ir a otro distinto sin haberme metido en la cama; y así muchas veces y... de qué sirvió», se pregunta la profesora de Derecho Penal de la Universidad ya jubilada.
Pero al final llega a la conclusión de que mereció la pena, pues durante su época como presidenta de la Diputación se consiguieron bastantes logros para la provincia, entre ellos la autovía a Portugal. «No me arrepiento porque lo hice de forma voluntaria, aunque a veces presionada. Pero llega un momento en la vida en el que hay que pasar página y dejar paso a gente nueva», subraya Diego, quien aún recuerda el fatídico día en el que dejó la Diputación. «Salí un 7 de julio y el día 15 me ingresaron en la Trinidad con una úlcera de duodeno, donde estuve 15 días ingresada y me decían los pobre médicos: 'te estábamos esperando, pero no sabíamos ni el día ni la hora'. Todo aquello ya pasó», reconoce la primera mujer presidenta de la Diputación de Salamanca.
Con la distancia que dan los años, Charo Diego afirma categóricamente que no volvería a repetir en política. «No hace falta que me lo piense ni una, ni dos, ni tres veces; y menos con mi edad», concluye.
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