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El fallecimiento del paciente que estaba ingresado en el Hospital de Salamanca, a causa de la enfermedad de Crimea Congo ocasionada por la picadura de una garrapata, ha amplificado el mensaje que desde hace años vienen repitiendo los especialistas en Microbiología y Enfermedades Infecciosas: «Las garrapatas están prácticamente en cualquier zona de campo, pero sobre todo allí donde haya animales».
El catedrático de la Universidad de Salamanca Raúl Rivas explica: «De forma natural, hay muchas garrapatas en zonas boscosas, en helechos, brezales… Eso no significa que no haya en otros lados porque las puedes encontrar en tu propio jardín o huerto, dado que se transportan a través de las aves, pero son especies que necesitan de fauna para hospedarse y por eso son más frecuentes allá donde haya animales» como conejos, jabalíes, perros, caballos, ganado, etc.
El también salmantino Raúl Cuadrado, científico del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC) ha seguido con atención las noticias procedentes desde Salamanca. Recientemente han publicado un trabajo sobre la primera vez que se detectan garrapatas portadoras del virus de la fiebre hemorrágica Crimea Congo en un área periurbana de Ponferrada y su intención es desplazarse hasta Salamanca en busca de garrapatas por las zonas más cercanas al río como La Aldehuela y Tejares.
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Cuadrado explica que, en función de la fase en la que esté la garrapata, se hospeda en un tipo de animal u otro. «Del huevo de la garrapata nacen millones de larvas. Estas larvas se alimentan en la primera fase sobre pequeños mamíferos como pueden ser roedores y topillos. Después hacen la metamorfosis y pasan a ser ninfas. En esta fase necesitan subirse a un hospedador para alimentarse como, por ejemplo, conejos. Por último, en la fase adulta lo hacen sobre animales más grandes. Por este motivo, en zonas como trigales no suele haber garrapatas, básicamente, porque no hay ganado».
Raúl Rivas puntualiza que las garrapatas no hacen distinciones entre «engancharse a un humano o engancharse a un animal» porque lo que buscan es sangre.
El riesgo que perciben los especialistas es que se están produciendo ciertos cambios que contribuyen a que haya más presencia de estos animales y que estén activos durante más tiempo. «Los inviernos están siendo más suaves, los otoños más cálidos y eso hace que su tiempo de actividad sea mayor. A esto se le une que, a veces, hay explosión de roedores y micromamíferos, por lo que las garrapatas también aumentan».
Para complicar aún más la situación, la cantidad de lluvia caída durante el invierno ha propiciado que la vegetación esté especialmente alta.
Las garrapatas son portadoras de numerosas enfermedades que pueden ser víricas -como el virus Crimea Congo- o bacterianas, como la enfermedad de Lyme.
Los últimos estudios elaborados en la península ibérica apuntan a que el porcentaje de garrapatas portadoras de la enfermedad de Crimea Congo supera el 10%.
Otros artículos han optado por analizar el número de ciervos que tienen anticuerpos frente al Crimea-Congo en la zona de Castilla-La Mancha y estos reportes hablan que «entre el 60% y el 80% de los ciervos tienen anticuerpos, lo cual significa que han estado en contacto con el virus y que, por lo tanto, está circulando mucho».
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