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El joven Loïs, junto a su 'mostera deliciosa', una de sus plantas favoritas. LAYA

Una casa convertida en «jungla»: «Una de estas plantas la tenía mi tatarabuela en Francia»

El joven de origen francés afincado en Salamanca, Loïs de la Vaissiere, siente una pasión por la jardinería. Un hobbie sobre el que sus amigos bromean con que se «ha salido de control»

Jueves, 31 de julio 2025, 12:42

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A Loïs de la Vaissiere todo el mundo se lo dice «su apartamento parece una jungla» y es que entre 79 plantas de todos los tamaños y variedades es difícil que lo primero que diga alguien al entrar a su piso no tenga relación con ello.

El joven natural de Francia que vive en Salamanca desde hace tres años siente una gran pasión por la jardinería, tanto es así que casi sin darse cuenta ha ido llenando su pequeño apartamento de todo tipo de plantas. «No sabía que tenía tantas. Yo pensaba que tendría máximo unas 40, pero en estos días las conté y son 79 y eso si no me he olvidado de alguna», relata.

Tal es la cantidad de macetas que decoran el apartamento de Loïs que su compañera de piso, María, bromea con que es una obsesión. «Se lo digo todo el tiempo: Loïs, ya no podemos tener más plantas, tienes que parar, pero no me hace caso», cuenta la joven.

La pasión de Loïs por las plantas le viene de familia. «Mi abuelo era un jardinero muy conocido en Francia y mi papá estudió horticultura. Ellos fueron los que me enseñaron todo. La casa en la que vivía mi abuelo se llamaba 'La isla de las plantas' y había todo tipo de árboles y flores. Desde entonces me gusta todo lo que tiene que ver con la jardinería, pero no fue hasta que me mudé solo cuando empecé a tener mis propias plantas», explica el joven.

De eso ya han pasado ya varios años en los que Loïs ha ido sumando plantas cada vez más exóticas y que requieren más cuidados. «Tengo un poco de todo. Desde las plantas más comunes, que son las más sencillas de cuidar, hasta las raras, que son todo un reto. Tengo potos, cactus, un árbol de maracuyá, chiles, plantas aromáticas, boniato y mucho más. Lo más difícil es recordar cuando tengo que regar cada una porque hay unas que necesitan agua a diario y otras que solo cada dos o tres días. Siempre hay alguna que se me olvida echarle agua, pero normalmente me doy cuenta a tiempo porque se les caen un poco las hojas y logro salvarlas», relata Loïs que, además, destaca que los fines de semana dedica varias horas al cuidado de sus plantas. «Una vez a la semana, normalmente los domingos, las podo, las transplanto y todo eso. No tengo un tiempo establecido para ello, pero se me pueden ir tres o cuatro horas», añade.

Una planta que ha pasado de generación en generación

Entre todas las especies de plantas que tiene Loïs hay dos que tienen un lugar especial en su corazón. La primera una 'monstera deliciosa' que compró al poco tiempo de mudarse y que desde entonces no ha parado de crecer hasta prácticamente no entrar en su sala. «Cuando llegó media 30 de ancho por 70 de largo. Actualmente, tiene tres metros de longitud por 1,50 de altura. La última vez que la pesé pesaba 18 kilos, pero eso fue hace ya varios meses. Ahora debe de estar en torno a los 22 kilos», señala con orgullo el joven.

La otra planta que es especial para Loïs es una 'lengua de suegra' «heredada» de su tatarabuela. «Esta planta la tenía mi tatarabuela en su casa en Francia. Mi papá le sacó un esqueje para él. Recientemente, viajé a Francia y le corté una hoja para traérmela a Salamanca y tenerla aquí», destaca.

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