

Secciones
Destacamos
La Gaceta
Salamanca
Lunes, 21 de abril 2025, 10:20
El papa, a lo largo de sus años al frente de la Iglesia, ha recibido multitud de cartas, pero hay una que tuvo un significado especial: la de fray Pablo María, un salmantino de 25 años que se hizo carmelita antes de fallecer a causa de un cáncer. El momento mágico se produjo en agosto de 2023, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa.
La corresponsal de COPE en el Vaticano e Italia, Eva Fernández, durante la rueda de prensa en el avión que trasladaba al papa Francisco a la JMJ, le hizo entrega de un dibujo que fray Pablo María había realizado: una «cruz florecida», llena de vida y de flores. Más tarde, este dibujo, junto con la frase bíblica de Isaías y un pensamiento sobre el sentido de la enfermedad de fray Pablo, se utilizarían para confeccionar el recordatorio de su funeral.
El #papa recibe una carta de Pablo Alonso, el joven de 21 años que iba a acudir a la #JMJ2023 y falleció el pasado 15/07 tras haber conseguido ser carmelita descalzo “in articulo mortis”.
— Eva Fernández (@evaenlaradio) August 2, 2023
Padecía Sarcoma de Ewing.
El mismo dibujó su recordatorio: una cruz llena de flores. pic.twitter.com/6WmyvdLBIB
La periodista también le entregó al papa las últimas palabras que Pablo le había dirigido con motivo de la JMJ, un evento al que habría asistido de no ser por el avanzado estado de su enfermedad. «Soy Pablo María de la Cruz Alonso Hidalgo, carmelita. Tengo 25 años y el pasado 25 de junio recibí la gracia de ser admitido a la profesión religiosa in artículo mortis», comenzaba el escrito, donde contaba que llevaba seis años combatiendo un sarcoma de Ewing. Pablo escribió estas últimas palabras desde la unidad de paliativos del Hospital de Salamanca, tal como describía en la carta, plenamente consciente de su final: «Presiento que el Padre, en su infinita misericordia, me llamará muy pronto a estar con Él». De hecho, Pablo falleció el pasado 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen. Su funeral tuvo repercusión internacional por la forma en que enfrentó la muerte y su deseo de que aquella celebración fuera una auténtica fiesta.
«Deseaba participar en la JMJ con usted y con tantos jóvenes de todo el mundo», confesaba en su carta, y pedía que en Lisboa «ardiera el fuego del amor de Dios». «¡Cómo me gustaría que los jóvenes conocieran a Jesús, mi amado! ¡Me ha dado tanto! ¡Me ha consolado tanto!», se dirigía al papa. Pablo confesaba que había pedido al Señor con insistencia «ser pequeño y pobre» para estar cerca de los «más pequeños». En su mensaje también pedía por la Eucaristía y solicitaba el auxilio de la Virgen para que todos los movimientos, itinerarios, grupos eclesiales, congregaciones y órdenes religiosas fueran uno solo. Y, por último, lanzaba una proclama llena de esperanza: «¡El cielo existe!», ofreciendo su vida como testimonio para ayudar a «desterrar el miedo a la muerte».
El Sumo Pontífice reconoció con un leve gesto que conocía la historia del joven salmantino. «Ah, sí», comentó, ya que días antes el prior general de la Orden del Carmen, Míceál O’Neill, le había hecho llegar el documento original. Tanto el obispo de la Diócesis de Salamanca, José Luis Retana, como el prior provincial, Salvador Villota, habían trasladado al prior general lo extraordinario de lo vivido.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.