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Carlos Sobera (derecha), junto al actor Ángel Pardo, en 'Inmaduros'.
ENTREVISTA AL ACTOR Y PRESENTADOR

Carlos Sobera llega a Salamanca: «Viviría aquí, lo tengo más claro que el agua... ¡y sería un tío feliz!»

Protagoniza en el Liceo la obra 'Inmaduros', con la que abre este domingo y lunes las Ferias

Domingo, 7 de septiembre 2025, 07:00

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Carlos Sobera regresa a Salamanca con 'Inmaduros', una comedia que, como él mismo cuenta, «hace reír a carcajadas y al final sorprende con un giro lleno de emoción». Junto a un elenco de lujo —Ángel Pardo, Elisa Matilla, Lara Dibildos, Silvia Vacas y Arianna Aragón—, el presentador y actor encarna a Alfi, un «machirulo en esencia» que refleja, con ironía y humor, las dificultades de muchos hombres de más de cincuenta para adaptarse a las nuevas formas de relacionarse.

Sobera confiesa que le encanta pasear por Salamanca, disfrutar de sus restaurantes e incluso que compró aquí la pluma con la que firma sus proyectos más importantes: «Yo viviría en Salamanca, lo tengo más claro que el agua».

Las citas serán el domingo 7 y el lunes 8, en dos sesiones cada día, a las 19:00 y a las 22:00 horas, levantando el telón de las Ferias y Fiestas. Con la promesa de hacer disfrutar al público salmantino tanto como en sus anteriores visitas, Sobera habla de su carrera profesional desde sus comienzos.

Empezó como profesor de Derecho Mercantil en la Universidad del País Vasco... ¿Qué recuerda de los primeros pasos en el mundo artístico?

–Empecé con 18 años con un grupo de teatro propio y continué hasta acabar la facultad. Ahí aprendí desde lo más básico. Era una época complicada, a comienzos de los 80, cuando para los grupos independientes era muy difícil moverse. Apenas había espacio para nosotros, las puertas se abrían poco a los que empezábamos. Más adelante surgió una red pública de teatro y las cosas cambiaron.

Así que esa fue su escuela...

–Fue mi escuela, sí, y también lo fue acudir a todas las obras de teatro que podía. Iba sobre todo a ver grupos independientes y a artistas que venían desde Madrid a las ferias de teatro de Bilbao. Después hubo unos cuatro o cinco años en los que lo dejé, pero cuando empecé con la docencia volví al teatro y fundé con un compañero, Pedro Varea, el Aula de Teatro de la Universidad del País Vasco. Ahí me lancé incluso a la escritura de guion y fue cuando todo empezó a ser semiprofesional para mí.

Su carrera es muy versátil: presentador, actor, productor... ¿Cuál diría que fue el momento de inflexión que le hizo decidirse por esta vida frente a las aulas?

–Durante los diez años que estuve en la universidad, seis los compatibilicé con el teatro y la televisión. Era posible porque trabajaba en la zona y en la ETB. Pero después llegó una oferta de Madrid que todos recuerdan: la mítica serie 'Al salir de clase'. Yo ya había hecho teatro, concursos en televisión, incluso producido una película en Euskadi, y no me movía de allí…

Pero imagino que la oferta de Madrid fue tentadora...

–Así es. Antonio Cuadri y César Benítez insistieron y al final me convencieron. Al principio pensé que podría compatibilizarlo, pero nada más emitirse la serie me di cuenta de que no era posible: los alumnos ya no veían a un profesor, sino al actor de su serie favorita, y todo se estaba desvirtuando. Tuve que dejar las aulas y la interpretación pasó a ser lo prioritario. Lo que más me llama la atención es ser actor, aunque con el tiempo se me abrió también el camino de la presentación. Soy muy curioso y me gusta la comunicación. Una vez que crucé esa puerta, fue difícil salir: si empiezas con buen pie, las ofertas se suceden y acabas felizmente atrapado.

A Salamanca llega en esta ocasión con 'Inmaduros', una comedia que habla de la masculinidad pasados los cincuenta. ¿Qué nos puede contar de la obra y de su personaje?

–Mi personaje es Alfi, un machirulo en esencia. La obra, en clave de comedia moderna, habla de cómo han cambiado las relaciones entre hombres y mujeres en el siglo XXI. Hoy la mujer tiene un papel protagonista que antes no se le reconocía, mientras algunos hombres siguen instalados en cómo eran las cosas hace treinta años. La obra no se limita a lo sexual, sino que profundiza en cómo dos hombres adultos e inmaduros no saben gestionar sus emociones con las mujeres.

¿Qué destaca de este reparto y de la complicidad que han conseguido sobre las tablas?

–Son todos actorazos y actrices con un currículum impresionante, especialistas en comedia. El público se lo pasa en grande: la obra va in crescendo, alcanzando momentos muy potentes. El elenco es un lujo y se nota desde el minuto uno porque estamos muy compenetrados.

¿Toda la obra es así de divertida?

–Sí, pero el final sorprende. Juan Luis Iborra lo reescribió en un tono emotivo y sentimental, y el público pasa de la risa a la emoción en cuestión de segundos.

Usted se mueve con soltura entre la televisión y el teatro. ¿En cuál de esas facetas se siente más cómodo?

–Siempre digo que soy de la «doble T»: teatro y televisión. Pero el contacto directo con el público en el teatro es insustituible. Escuchar cómo respira la gente en el patio de butacas no tiene parangón.

¿Qué significa para usted venir a actuar aquí, y además en el marco de las Ferias y Fiestas?

–Lo principal es no defraudar. Queremos mantener el listón alto que hemos dejado en visitas anteriores. Salamanca es una ciudad muy cultural, su público entiende de teatro y se nota en cómo recibe a las obras y a los artistas.

¿Tiene algún recuerdo especial de Salamanca de anteriores visitas?

–Muchos. Es una ciudad en la que me encanta pasear, ir a buenos restaurantes, recorrer la universidad, comprar algún recuerdo… Mi última pluma Mont Blanc la compré aquí y la uso para firmar cosas importantes. Salamanca es una ciudad viva y me encanta. De hecho, yo viviría en Salamanca, lo tengo más claro que el agua, y sería un tío feliz (ríe).

En televisión es un rostro muy querido, sobre todo en programas como 'First Dates' o 'Supervivientes'. ¿Cómo consigue mantener esa cercanía con el público?

–Lo llevo genial porque la gente me trata con mucha simpatía y educación. Lo recibo con cariño y les dedico mi tiempo encantado. Yo soy como se me ve: natural y fresco… ¡como el pan Bimbo! (ríe).

Después de una carrera tan amplia, ¿qué le queda por hacer?

–Sueños como tal no tengo. Ahora estoy produciendo una película, 'El ministro', basada en una obra de teatro, que rodaremos en enero en Canarias. Entre ese proyecto, la televisión y una nueva obra de teatro clásico que tengo en mente, tengo los dos próximos años ocupados. No puedo pedir más.

Si mira hacia atrás, ¿qué consejo se daría a sí mismo cuando empezaba en este mundo?

–Seguir soñando y dejar que la imaginación fluya. Si algo te gusta y te atrapa, debes seguir haciéndolo. Ese consejo me lo daría a mí mismo y a cualquiera que lo necesite.

¿Con qué mensaje invitaría al público salmantino a acudir a ver 'Inmaduros' durante las Ferias y Fiestas?

–Que se lo van a pasar tan bien como siempre o mejor que nunca. Van a divertirse y, además, a reflexionar sobre cómo somos los españoles en esto del amor. La obra es un mosaico de relaciones, tópicos y curiosidades en lo sentimental y lo psicológico. Podría compararse con un 'First Dates' con sentido profundo y un final que nadie espera.

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