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Moisés Maramón se refugia en un soportal de la Plaza del Corrillo.

«Con calor y sin calor tengo que pagar mi habitación»

La otra cara del calor en Salamanca: la ciudad alcanzaba los 34 grados, pero decenas de trabajadores al aire libre soportaron esas temperaturas extremas en sus jornadas. Moisés Maramón, natural de Liberia, es uno de ellos

Ángel Amor

Jueves, 19 de junio 2025, 12:15

«Con calor y sin calor tengo que pagar mi habitación». Moisés Maramón reparte comida a domicilio, viene de Liberia y conoce bien el calor, pero eso no le hacía invulnerable: «Trabajo sin horario definido y hay días que supero las 9 o 10 horas. Es asfixiante trabajar con este calor pero no me puedo quejar», decía, mientras esperaba otro pedido refugiado en un soportal de la Plaza del Corrillo.

La AEMET activó la alerta amarilla en Salamanca: 34 grados en el centro de la ciudad, sin apenas tregua en las horas centrales. Para muchos, fue día de toldos y aire acondicionado, pero para otros, fue solo miércoles. Una jornada más de trabajo al sol.

En un kiosco de la Alamedilla, Elso Leonardo Vázquez presumía de haber conocido temperaturas peores. «Como vengo de Hondura estoy acostumbrado aunque, como a todos, también me afecta». Y en su ruta habitual, Manuel Cigal, cartero, notaba que algo era distinto: «Al salir esta mañana el bochorno ya era terrible».

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En la Plaza de España, Francisco Martín trabajaba cuidando los jardines de la ciudad. «Hemos empezado a las 8:00 y la empresa nos autoriza dejarlo a las 12:00 para estar protegidos en las horas fuertes ». Su jornada, comprimida al amanecer, es una forma de esquivar el golpe térmico.

Otro sector afectado por las altas temperaturas es la hostelería. Steven Ramírez trabajaba en terraza: «El calor atraviesa los toldos, es sofocante, hay que afrontarlo con paciencia. Vengo de Murcia, y allí me dedicaba al campo, pero aquí el calor es diferente. Uso protección solar y bebo mucha agua». Iván Ribera, operario de limpieza viaria, comenzaba su jornada antes de lo habitual. «Ahora trabajo de 6:00 a 13:00 y cuando aprieta el sol me protejo con una gorra y llevo dos botellas de agua, una con hielo y otra normal».

En una obra de la calle Compañía, Juan Antonio García explicaba junto a su cuadrilla la importancia de protegerse la cabeza, mantenerse hidratados y utilizar protección solar. «Los días como hoy trabajamos desde primera hora hasta las 15:00. Hacemos jornada continua y procuramos movernos en zonas de sombra».

A pesar de los termómetros, el trabajo no se detuvo. Salamanca siguió en marcha, aunque no todos contaron con las mismas condiciones frente al calor. A pie, en patinete, en obras o bajo estructuras improvisadas, decenas de personas desempeñaron sus labores a cielo abierto. Ellos son el otro rostro de las olas de calor.

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