Las calles salmantinas vuelven a mostrar su devoción por el Cristo de los Milagros

Un año más, una de las imágenes más devocionales de la capital charra, el Cristo de los Milagros salió en la tarde de este domingo a desfilar por las calles salmantinas.

A pesar de que las lluvias permitieron un inicio tranquilo de la procesión, a mitad del desfile la imagen tuvo que ser cubierta con un plástico debido a la irrupción de precipitaciones. Antes de las 19:30 horas, devotos ya se aglomeraban a las puertas de la iglesia de Sancti-Spíritus para ver salir a su Cristo. El crucificado comenzó su desfile saliendo del templo, portado a hombros por sus hermanos de carga. La banda de música del Cristo del Amor y de la Paz acompañó con sus marchas en todo momento a la procesión. El desfile continuó, por la cuesta de Sancti Spíritus, y siguió, a pesar de la irrupción de la lluvia, por el paseo de Canalejas, la calle Rosario y Gran Vía, hasta su regreso al templo. Una misa solemne precedió el desfile de la imagen, que fue presidida por el obispo de la ciudad, José Luis Retana. «Como su propio nombre indica, para mí es un Cristo milagroso en el que tengo mucha fe», afirma María Consuelo Sánchez, una de las devotas que lleva acompañando al Cristo durante esta procesión desde hace treinta años.

Tras varias décadas saliendo el domingo a las siete de la mañana, la procesión ya se ha asentado por completo en el horario de tarde, algo que también influye en el ambiente que se puede ver al paso del Cristo por las vías salmantinas.

El Cristo de los Milagros es una de las imágenes con más devoción en la ciudad charra, y se ubica en su capilla, en la parroquia de Sancti Spíritus, con varios siglos de historia en la capital. Esta talla está datada del siglo XIV.

La novena, que precede a la procesión celebrada ayer, comenzó el pasado 12 de mayo y terminó el sábado 20. Durante estos nueve días, los fieles realizan sus peticiones y oraciones al venerado Cristo.

Esta imagen sale en procesión en la festividad de la Ascensión, pero durante unos años también lo hizo hasta el cementerio de la capital, según cuentan sus cofrades, que se denominaba de penitencia. Esta marcha procesional tuvo su origen en un año de sequía, en 1944, que generó una rogativa por parte del obispo y la posterior procesión hasta el campo santo. Ocho días después, comenzaron las ansiadas lluvias. Este desfile penitencial tenía lugar en Cuaresma, según narran los integrantes de la cofradía, y se realizó en Salamanca durante tres décadas.