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Se personan en el lugar del hecho delictivo, ya sean homicidios, asesinatos, agresiones sexuales, secuestros o robos ocurridos en la provincia. Una vez allí se encargan de las inspecciones oculares. Es una de las muchas labores del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, el 'CSI' salmantino lleno de ciencia, suspense e intriga como si de la serie de televisión estadounidense se tratase.
El laboratorio, que depende del Servicio de Criminalística (SECRIM) se encuentra en la Comandancia y está formado por un grupo de cuatro agentes peritos judiciales en Lofoscopia. La misión principal del departamento es la elaboración de informes periciales con las técnicas, equipos y procedimientos de investigación para el esclarecimiento de los delitos, sus autores y víctimas. En definitiva, convertir en prueba científica ante un tribunal el indicio o vestigio encontrado en el escenario de un delito.
«Nos personamos en el lugar buscamos huellas dactilares, así como vestigios de otro tipo: restos biológicos, sangre, saliva, semen... Por ejemplo buscar restos biológicos en la ropa o el interior de un vehículo donde se ha producido una supuesta agresión sexual; buscar casquillos en el escenario de un disparo... Fotografiamos dichas pruebas y después las analizamos en el laboratorio con la luz forense», explican.
El hecho de que vistan con un traje de bioseguridad— mono y calzas blancas, guantes, gafas y mascarilla—tiene su lógica: no contaminar la escena del delito ni contaminarse ellos. A este equipo siempre le acompaña también una maleta de bártulos y cámaras de fotos.
«También nos encargamos del revelado de huellas y de la emisión de informes periciales dactiloscópicos. Posteriormente tratamos las huellas, las fotografiamos y las introducimos en el Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID)», cuenta a LA GACETA la jefa del laboratorio de Criminalística, vestida con una bata blanca que contiene el distintivo de la Benemérita.
Una vez introducen las fotografías con los vestigios en el SAID, la base de datos biométricos nacional muestra posibles personas sospechosas. «El programa nos revela opciones—X candidatos o candidatas—, y nosotros buscamos los puntos característicos para ir descartando hasta que nos sale un positivo. No es tan sencillo como en las series en las que introducen la huella y sale al instante match—encontrado—, sino que somos nosotros los que decimos si es o no es. Tanto si el resultado de la identificación es positivo o negativo, vamos a emitir un informe pericial. Los cuatro somos peritos, por lo que estamos habilitados para ello», detallan desde el departamento. Asimismo, gestionan las muestras de toda la Comandancia, de todas las suspensiones oculares que recogen otros equipos y puestos. «Muchas de ellas, por el tipo de estudio que requieren, hay que mandarlas a Madrid o a León. Por ejemplo, biología se manda a Madrid y a León mandamos armas», añaden.
La base está «alimentada» con la reseña de detenidos y con las huellas anónimas de cualquier otro delito donde se hayan revelado: «Por ejemplo, en una casa que hayan entrado a robar y que se hayan revelado huellas. Una vez que se introducen y no se encuentran supuestos autores o autoras, esa huella queda en la base de anónimas».
La mayoría de la sociedad cree que si existen huellas dactilares en el lugar de los hechos es posible la identificación de los delincuentes. Y no es así. Para identificar al presunto culpable no es suficiente con localizar una huella, sino que debe constar en el fichero del SAID, lo que se conoce coloquialmente como 'estar fichado'.
Por tanto, si una persona ha sido detenida alguna vez, aunque finalmente haya sido absuelta, las huellas dactilares de sus dedos están recogidas. «Si no tiene reseña dactilar, el SAID no nos lo va a ofrecer como candidato ya que no tenemos acceso a las bases de datos del DNI, pues son datos biométricos y por ende su tratamiento y cesión están sometidos a la normativa de Protección de Datos», según el equipo de Criminalística que añade que si posteriormente la persona es arrestada se cotejarán con las huellas anónimas, tanto dactilares como palmares. «Entonces, en ese momento sí podría ser identificada», concluyen.
El Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID) es una base de datos biométricos nacional donde se graban las huellas dactilares y las imágenes faciales recogidas en los escenarios de los delitos.
El programa, utilizado por el laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, proporciona capacidades de búsqueda e identificación de huellas dactilares y antecedentes penales, almacenamiento de imágenes digitales y el intercambio electrónico de huellas y respuestas.
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