Un belén que levanta admiración a un paso de la Plaza Mayor

En plena época navideña, la capital charra se llena de numerosos visitantes deseosos de conocer los secretos que oculta la ciudad en estas mágicas fechas, entre ellos sus tradiciones belenes.

A tan solo 350 metros de la Plaza Mayor, una de las paradas obligatorias de quienes recorren la ciudad es la Iglesia de la Purísima, que se convierte en un punto clave al exhibir su espectacular belén.

Montar el belén es una de las costumbres navideñas más antiguas, sin embargo, las primeras impresiones no dejan indiferente a nadie. La magnitud y el realismo captan rápidamente la atención, lo que convierte al belén en una obra que sorprende por igual a turistas y visitantes.

«Somos de Badajoz y hemos venido de visita. Estábamos paseando por la Iglesia cuando hemos pasado por su lado y hemos dicho que teníamos que verlo. Es una visita obligatoria», explica Ángel, un joven estudiante paseaba por la ciudad acompañado de otra pacense, María. De la misma manera, muchas personas resaltan la iluminación, que añade un toque que realza la belleza del conjunto.

Una de las particularidades que hacen único a este belén es su capacidad de sorprender cada temporada. Aunque, en comparación con otros grandes belenes, a primera vista puede parecer inalterable, lo cierto es que cada año incorpora alguna modificación, ya sea por un pequeño detalle en las figuras o un ajuste en la distribución. «Esta vez el belén tiene un signo muy bonito: empezamos por el pan de la eucaristía y al otro lado en diagonal podemos ver el vino de la eucaristía. Además, tenemos que destacar la Encarnación y el Misterio de Belén», resalta el sacerdote Jorge García.

La Purísima se consolida así como una parada imprescindible. El belén se mantiene como un emblema de la provincia, donde cada Navidad se invita a la población a descubrir algo nuevo, manteniendo viva la tradición y el arte.

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