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Luis Miguel Fernández, responsable del bar donde cuelga el cartel de consumición mínima. L. G.

«Una bebida y una tapa»: un bar obliga a la consumición mínima por persona para evitar «la ruina»

Un céntrico bar de Salamanca limita la estancia en su establecimiento, tanto en la terraza como en el interior, si no se realiza un servicio que supere al menos los diez euros para que sea rentable la mesa

M. B.

Salamanca

Martes, 9 de septiembre 2025, 12:43

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La búsqueda por optimizar la rentabilidad de las mesas en la hostelería, un bar céntrico de Salamanca situado en la calle Iscar Peyra ha optado por fijar una consumición mínima: «Viernes noche y sábado noche, consumición mínima 1 bebida y 1 tapa», así lo anuncia en la puerta del establecimiento. Una decisión que no ha pasado desapercibida entre sus clientes.

Con esta medida obliga a pedir al menos una bebida y una tapa por persona, y busca con ello garantizar la viabilidad del negocio en los momentos de mayor afluencia, así lo explica sin rodeos su propietario, Luis Miguel Fernández, «Mucha gente se sentaba en la terraza durante dos horas con un agua o un vino. Al final, la cuenta eran cinco o seis euros. Mientras tanto, había colas de gente esperando para sentarse. Y claro, con esos, números es imposible mantener un bar a flote».

El hostelero explica que «las terrazas en Salamanca suponen un importante desembolso, las tasas municipales por ocupar el suelo público son elevadas, y los gastos fijos se suman cada mes». «Yo necesito que cada mesa rote al menos tres o cuatro veces en cada servicio. Si alguien la ocupa dos horas para facturar cinco euros, el resultado es la ruina», lamenta.

Por eso, desde hace unas semanas, el cartel en la puerta avisa de ese consumo mínimo por persona. Pasar de seis a diez euros por mesa no debería ser un drama, sobre todo si se piensa en todo lo que hay detrás de cada servicio». La idea es disfrutar de un buen vino, de la comida y del ambiente, es un sitio disfrutón, un poco canalla, pensado para vivirlo, no para alquilar una mesa dos horas con un café».

El espacio es reducido y obliga a tomar soluciones, «Si fuéramos un local grande, con 50 mesas en la calle, no habría problema. Pero siendo pequeños, tenemos que garantizar que la experiencia sea sostenible».

La medida ha generado alguna queja puntual, aunque la mayoría de los clientes lo ha comprendido. «Al principio alguno se sorprendió, pero en cuanto lo explicas la gente lo entiende. Quien ha trabajado en hostelería lo sabe, las terrazas son carísimas y mantener un servicio de calidad requiere un equilibrio».

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerdan que los bares y restaurantes tienen derecho a fijar ciertas condiciones de uso de sus mesas como exigir una consumición mínima por persona, como es este el caso, o limitar el tiempo de estancia. Aunque señalan que estas medidas deben aplicarse siempre con total transparencia y respeto al cliente, de ahí que debe ser la información clara y visible, deben anunciarse de forma previa, en la carta, en la entrada o mediante carteles vivibles. No se pueden imponer después de que el cliente ya esté sentado y haya comenzado a consumir.

En definitiva, este tipo de medidas aunque incomoden a veces a la clientela, son prácticas legales siempre que se apliquen con claridad y proporcionalidad. Además pide a los usuarios que estén atentos a la información antes de sentarse.

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