El Banco de Alimentos también sufre los recortes
La ONG distribuye 50.000 kilos menos de productos pese a que los beneficiarios han subido y ya rozan los 9.000
Si con los precios por las nubes, cualquier familia salmantina tiene que limitar al máximo sus gastos para poder llegar a final de mes, imaginen el 'hogar' del Banco de Alimentos de Salamanca a punto de alcanzar las 9.000 personas vulnerables a las que distribuyen comida de forma gratuita.
La cesta de la compra ha subido en el último año un 10,5%, aunque debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar el impacto sobre el bolsillo que un año antes los precios ya se encontraban en los supermercados por las nubes. Esta situación, como no podía ser de otra manera, también influye sobre la principal ONG que reparte comida a los salmantinos con menos recursos. «Estamos recortando de todo un poco ya que tenemos menos donaciones, más beneficiarios y los productos son más caros», explica Godofredo García, presidente del Banco de Alimentos de Salamanca. Ala hora de poner cifras concretas, el responsable detalla que se han repartido 50.000 kilos menos que el año pasado por estas fechas pese a tener más beneficiarios.
¿Por dónde están viniendo estos recortes? García detalla que se está reduciendo la entrega de legumbres, aunque se trata de que nunca falte en la cesta anual, y sobre todo de leche. Se está sobreviviendo gracias a las donaciones de empresas lácteas de Castilla y León y de los fondos que aún quedan de la Gran Recogida que se realizó la pasada primavera. A diferencia de lo que ocurría antes de la pandemia, el Banco de Alimentos tiene una cuenta abierta en todos los supermercados con el dinero obtenido en el evento solidario. Hasta 2019 eran los ciudadanos los que elegían los alimentos y los donaban, una situación que provocaba que hubiese 2.000 paquetes de garbanzo y solo 100 de leche, a modo de ejemplo. El nuevo modelo permite adaptarse más a las necesidades concretas de cada Banco de Alimentos y gracias al que, según confiesa García, sigue siendo posible que en las despensas de los salmantinos más vulnerables siga habiendo productos lácteos. No obstante, también hay que tener en cuenta que el Banco de Alimentos tiene una cuenta abierta en los supermercados, pero tiene que someterse a los mismos vaivenes de la inflación que el resto de la sociedad salmantina. Es decir, no hay treguas en las subidas.
Menos leche
Aun así, se ha pasado de entregar 6 litros de leche al mes a cada beneficiario a solo 3. El aceite de oliva ha desaparecido de los lotes que se entregan a las familias salmantinas y se ha sustituido por el más barato de girasol. La raíz del problema se ha acrecentado con los suministros procedentes del Fondo de Ayuda Europea a Desfavorecidos (FEAD), que gestiona el Ministerio de Agricultura a través del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA).
Este año, la retirada unilateral de las empresas aceiteras y lácteas que iban a participar en el concurso de compra convocado a nivel europeo, las ha dejado desiertas, y por tanto sin suministro de estos dos productos alimenticios clave. A pesar de ello, las empresas agroalimentarias continúan siendo un soporte clave para el sostenimiento del Banco de Alimentos. El presidente del Banco confirmó que en los próximos días han adquirido un camión con un lote importante de leche infantil, ya que hay que tener en cuenta que al menos el 25% de los salmantinos que necesitan la ayuda del Banco de Alimentos para comer todos los días son niños.
Además, tal y como denuncian las entidades de reparto, también se ha observado una reducción en el reparto de la ayuda del Gobierno que obliga a gestionar mejor los productos. El Ministerio optó por sustituir alubias cocidas, conservas y tomate frito por el aceite de oliva en las entregas. «Del FEGAnos llega menos cantidad de comida y estamos tratando de ajustar al máximo para hacer una previsión de la duración ya que cada vez son más beneficiarios», detalla Aurelio Álvarez, vicepresidente de la Asociación Cajas Solidarias, uno de los colectivos que atienden a un mayor número de demandantes.
