Borrar
Dolores Pedraza trabaja en la carnicería de Julio Sánchez.

Así se trabaja en el sector de la alimentación: “Cuando llevas pedidos te reciben como a un hijo”

El virus ha hecho que el carnicero Julio Sánchez descubra que su empleada es una “heroína” por no querer cobrar

Viernes, 24 de abril 2020, 21:45

Comenta

A Julio Sánchez el coronavirus le ha hecho descubrir que todavía queda gente buena en el mundo. Propietario de una carnicería en el barrio de San José, el virus ha hecho que su facturación haya bajado estos días por el cierre de la hostelería “que suponía hasta el 50% de lo que ingresamos”. Lo que no esperaba este joven carnicero es que entre todos los problemas y preocupaciones su empleada le iba a sorprender con una lección de vida. “Se ofreció desinteresadamente a trabajar y no cobrar... Es mi heroína”, afirma emocionado cuando habla de Dolores Pedraza.

Asegura que han tenido que adaptarse a la nueva realidad que ha dejado el coronavirus y lo primero de todo fue reducir las compras "presenciales" en la tienda. “Las ventas en la carnicería están ahora en un 10% porque casi todo se realiza a través de pedidos que nos llegan por whatsapp o la página de Facebook. También hemos tenido que adaptar los métodos de pago con datáfonos con GPRS porque hay mucha gente que no quiere salir ni al banco a sacar dinero”, explica.

Además, continúa Julio, el horario de trabajo también se ha limitado para evitar contagios y se abre “lo imprescindible”, coincidiendo además con los días que llega la mercancía a la carnicería.

Sin perder nunca su sentido del humor, explica que esta crisis sanitaria también les está dejando momentos positivos “como cuando vamos a las casas de las personas que no tienen medios para venir ellos”. Son en esos ratos cuando ha podido comprobar el agradecimiento de sus clientes. “Las personas mayores son especialmente cariñosas porque algunas se encuentran solas en sus casas y te reciben como si fueses un hijo contándote lo solos que están. Eso hace que a veces llevar un pedido te lleve mucho rato porque quieren hablar y hablar y no te queda otra que comprender que no ven a nadie, así que les escucho y les doy ánimos”.

En estos días de confinamiento, cuenta que han vivido “miles de anécdotas”. “Te encuentras con gente que no sale de casa por miedo y llegas y te quieren hasta besar y tienes que recordarles que no pueden”, asegura entre risas. Las muestras de cariño de sus vecinos también son constantes, hasta el punto de llevarles a la carnicería pantallas de protección hechas en casa para que estén más seguros. Gestos que le emocionan y llenan de agradecimiento.

Por desgracia, reconoce también este carnicero, entre esos momentos bonitos también llegan malas noticias “como cuando te enteras que clientes de toda la vida han contraído el virus y que incluso algunos han fallecido”, lamenta.

Y entre lecciones de la vida y momentos buenos y menos buenos, van pasando los días... y también los clientes. “Los hay de todo tipo, desde el que está muerto de miedo y compra compulsivamente carne para aguantar un mes hasta el que viene todos los días a por 200 gramos de carne picada solo por salir de casa”, reconoce.

Ana Belén Elvira y Ruth Sánchez en la panadería de Carbajosa.

“La gente carga pan, harina y levadura”

Al pie del cañón y sin faltar un solo día, Alfonso González y Ana Belén Elvira, panaderos en Carbajosa de la Sagrada, trabajan a destajo para que en ninguna mesa falte el pan, uno de los productos cuya venta más ha aumentado desde que comenzó la pandemia. “Se nota muchísimo, habremos subido un 30%”, explican. La razón no es otra más que el afán de los clientes por “cargar para suministrar a padres, suegros...”. Mucho pan y también mucha harina y levadura por la “fiebre repostera” que el confinamiento (y el aburrimiento) ha provocado en muchos. “Si antes, en una semana normal, vendíamos entre 15 y 20 kilos de harina de trigo ahora con la gente en casa hemos subido a los 80”, explica “Nino”.

El coronavirus ha cambiado muchas cosas, entre ellas las preferencias por algunos alimentos. “En general se vende más pan, pero menos pastelería y tartas porque la gente ahora no puede invitar a nadie a los cumpleaños”.

Son días difíciles, aunque también hay tiempo para la emoción. Y es que, como explica Alfonso, hay encargos que son especiales. “Un grupo de sanitarios nos encargó cinco hornazos grandes para comerlos el pasado Lunes de Aguas, después de que una de nuestras clientes le hubiera regalado varios en agradecimiento”, cuenta.

Explica que su trabajo diario ha cambiado poco en estos días, más allá de las medidas de higiene y protección que adoptaron desde el primer minuto y las que han establecido en la panadería para el distanciamiento de los clientes “y que algunos respetan más, mientras a otros se les olvida”, asegura resignado.

También este tiempo les está sirviendo para comprobar el cariño de sus vecinos de Carbajosa. “Nos han llegado mascarillas tanto del Ayuntamiento y Protección Civil como de gente que las ha hecho en casa con tela. Incluso a Ana un cliente le regaló una decena de pantallas protectoras, aunque al final ella decidió quedarse con una y el resto llevarlas para que las utilizaran los médicos del centro de salud”, relata Alfonso.

Tampoco ellos se consideran héroes por hacer su trabajo en unos días tan difíciles, aunque agradecen los gestos de sus vecinos a los que esperan seguir atendiendo, como siempre han hecho.

Sigues a Isabel Alonso. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Así se trabaja en el sector de la alimentación: “Cuando llevas pedidos te reciben como a un hijo”

Así se trabaja en el sector de la alimentación: “Cuando llevas pedidos te reciben como a un hijo”