Borrar
Menores Extranjeros No Acompañados (MENA). FUNDACIÓN RAÍCES
Así es la vida de los ‘Menas’ en Salamanca: un proceso de cambio y adaptación

Así es la vida de los ‘Menas’ en Salamanca: un proceso de cambio y adaptación

Sobre sus espaldas tienen el peso de sus familiares que, conscientes del peligro, ponen todas sus esperanzas en que puedan salir adelante

Sábado, 27 de febrero 2021, 18:58

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

Con sólo 15 años se han visto obligados a migrar en solitario. A abandonar su Marruecos natal y dejar atrás la miseria para buscar y lograr un empleo y un futuro de progreso. A arriesgar sus vidas escondiéndose en los bajos de un camión o agazapados en una embarcación para cruzar hasta España, donde llegan sin conocer el idioma, la cultura y con los bolsillos vacíos. Sobre sus espaldas tienen la presión de sus padres y familiares que, conscientes del peligro, les han empujado a migrar y ponen todas sus esperanzas en los hijos para salir adelante. Es la historia que comparten los cinco menores extranjeros no acompañados (‘menas’) que residen actualmente en el centro dirigido por la Fundación Diagrama, ubicado en un piso céntrico de la ciudad. Es uno de los cinco recursos específicos habilitados por la Consejería de Familia de la Junta de Castilla y León junto con otros ubicados en Ávila, Burgos, Segovia y Valladolid para acoger y atender a ‘menas’.

Fue en marzo de 2019 cuando la Junta abrió este recurso en Salamanca con diez plazas para atender el repunte de adolescentes migrantes y para aliviar la saturación que sufría el centro ordinario de menores “Los Molinos”. La pandemia y las restricciones de la movilidad han repercutido en los últimos meses en un notable descenso de la afluencia de personas migrantes en Castilla y León y, en la actualidad, el centro de Diagrama de Salamanca tan sólo acoge a cinco chicos de 15 a 17 años procedentes de Marruecos y que están bajo la tutela de la Junta.

Llegaron con unas expectativas idealizadas de la migración, de esa España con una sanidad y educación gratuita, pensando que todo iba a ser más fácil y que el proceso para conseguir la documentación iba a ser automático. Pero la realidad es mucho más complicada y el reto de lograr un empleo se obstaculiza aún más en el actual contexto de crisis económica por la pandemia. “Cuando ven que aquí es necesario estudiar bastante para demostrar una formación y obtener un título para que te contraten, se frustran porque tenían otras expectativas diferentes a la realidad”, confirma Guillermo Ruz, coordinador del hogar y psicólogo. “En algún chico, migrar es un trauma. Es un proceso de cambio que puede favorecer desajustes psicológicos aunque, en general, conviven bastante bien entre ellos y con los profesionales. Lo que sí vemos en ellos es mucha sensación de melancolía y añoranza, de tener a la familia lejos, vivir en un lugar extraño y soportar en su espalda ese peso de tener que sacar adelante a la familia”, agrega Ruz.

Los menores acogidos tienen el apoyo durante 24 horas de educadores bilingües, auxiliares, trabajador social, psicólogas, cocinera y un maestro, además de un mediador de origen árabe.

“Los primeros días, los chicos expresan que se sienten muy observados cuando salen a la calle, pero tiene que ver con el trauma migratorio y esa sensación de escapar y estar escondidos varias semanas para colarse en un transporte sin que los vean. Poco a poco se van integrando más y hay chicos que se sienten cien por cien españoles y se relacionan más con nacionales y otros que siguen con esa identidad y amistades marroquíes”, explica el coordinador del centro, que confirma cómo el confinamiento del primer estado de alarma y las restricciones han transformado la vida en la casa. “Nos ha sorprendido la capacidad de adaptación de los menores gracias a su fortaleza interna. Tienen la capacidad de afrontar situaciones duras superior a la nuestra”.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios