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Salamanca se reinventó en el año 1954. Si la más triunfal de las visitas de Francisco Franco llevó a la mayor reforma de la historia de la Plaza Mayor, ese mismo año la ciudad también se quitó el corsé ferroviario que limitaba su crecimiento hacia el norte y del desmantelamiento del ferrocarril nació una nueva e importante vía transversal de cerca de dos kilómetros que hoy vertebra la ciudad de Este a Oeste, la avenida de Portugal.
Tras la histórica llegada del tren de Medina del Campo a la primera estación de Salamanca en 1877, la prolongación de la línea hacia el sur de la capital se inició con una paradoja. La Compañía del Ferrocarril de Salamanca a la Frontera Portuguesa proyectó inicialmente que el tren rodease la ciudad por el Este y atravesara el río por lo que después sería el puente del Pradillo: es decir, el trazado actual. Sin embargo, los expertos al mando vieron más económico aprovechar los suelos rocosos de los parajes de El Marín y la Salud, que abarataría el coste de la infraestructura en 4 millones de reales.
La vía férrea se tendió en tres años de obras, rematadas en 1886 con el fin de la construcción del puente de la Salud para alcanzar la marques izquierda del Tormes. En el plano actual de la ciudad puede reconocerse el trazado de la antigua vía, que desde el cementerio proseguía por donde hoy transcurren las avenidas de Fernando Pessoa y Luis de Camoens, sobre Huerta Otea.
Por su parte, la Compañía de Ferrocarriles del Oeste de España se encargó de construir entre 1891 y 1892 el puente de hierro para la línea Mérida-Astorga, entonces conocida como la Transversal. Tenía 306 metros de longitud y un peso estimado de 600 toneladas, según un documento municipal. Un descarrilamiento de un mercancías en 1930, que provocó la caída al río de varios vagones, obligó a construir un nuevo puente del Pradillo con más longitud y capacidad. Entró en servicio en 1933.
Durante 70 años, muchos salmantinos que vivían al norte de la Plaza Mayor convivieron con pasos a nivel y cruzaron bajo viaductos hoy desaparecidos. Las grandes fotógrafos que retrataron la ciudad del siglo XX han dejado estampas entre las que destaca como la más habitual el paso de la antigua calle Sánchez Ruano a la calzada de Toro, junto al cual se encontraba un apeadero.
El tren que partía de la estación de Salamanca con destino a Portugal tenía que superar muy pronto el actual paseo de la Estación, antes avenida de Canals y General Mola, por un puente metálico hoy desaparecido, y al que alude el tramo de vía colocado desde 2013 en la glorieta Antonio Heredero.
El trazado en pendiente desde la estación hacia el Oeste era todo un reto para las antiguas locomotoras de camino hacia Ciudad Rodrigo y Portugal. Los terraplenes que elevaban la vía ayudaban a nivelar esas cuestas, y al cruzarse con la carretera de Zamora, el enclave que hoy conocemos como la glorieta de la UDS era un viaducto metálico y de piedra bajo el cual circulaban los vehículos y peatones que iban y venían hacia la Glorieta o al camino que hoy es la calle Gran Capitán.
Otro de los pasos elevados del tren salvaba la actual calle Mallorca, junto a la actual plaza del barrio Vidal. El minúsculo paso inferior se ideó para salvar el viejo regato del Anís, que discurría antiguamente en busca del Tormes por lo que hoy es la calle Fray Luis de Granada. En la confluencia con la carretera de Ledesma, donde termina la avenida de Italia, había otro paso a nivel.
El traslado de las vías a Portugal se proyectó ya en 1935, pero no se aprobó hasta 1944. Las obras, que incluyeron la creación de una nueva estación en Tejares, se iniciaron dos años después y concluyeron en 1954. El tren a la frontera dejó de traquetear de Este a Oeste y se recondujo hacia el sur por el puente del Pradillo, tal y como se había proyectado 70 años antes.
Si tiene imágenes antiguas y originales de la Plaza Mayor de Salamanca y quiere compartirlas, puede hacérnoslas llegar con los datos de identificación a nuestra sede en Avenida de los Cipreses, número 81, donde se digitalizarán para su publicación. Si las imágenes son digitales, le invitamos a que nos las haga llegar por correo electrónico indicando en el asunto 'Memorias en blanco y negro' a la dirección lector@lagacetadesalamanca.es o a través de este código QR.
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