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Vecinos de Garrido celebran el feliz desenlace en el rellano con una merienda compartida.
El angustioso momento de una vecina de Garrido atrapada en pleno apagón: «Me auxilió un vecino que ni siquiera conocía, pero se lo agradezco en el alma»

El angustioso momento de una vecina de Garrido atrapada en pleno apagón: «Me auxilió un vecino que ni siquiera conocía, pero se lo agradezco en el alma»

Los vecinos pusieron este martes unas mesas portátiles en uno de los rellanos para celebrar el regreso de la luz y el feliz desenlace de este episodio traumático

María Regadera

Salamanca

Jueves, 1 de mayo 2025, 06:30

En un edificio de la calle Acacias, en pleno corazón del barrio de Garrido, el apagón del pasado lunes dejó atrapada a una residente dentro del ascensor. En un momento crítico y traumático para Rosa Hernández, en el que las líneas habían colapsado y no se podía contactar con ningún servicio de ayuda, sus propios vecinos le ayudaron a salir forzando la estructura. Una anécdota vecinal que sin duda pasará a la historia del edificio y que recordaban este martes, cuando en uno de los rellanos de la comunidad celebraron con dulces y una merienda compartida el retorno de la electricidad y el feliz desenlace de este episodio.

«Vivimos momentos tensos y verdaderamente angustiosos cuando una de las vecinas se quedó encerrada en el ascensor a las 12:30, con el corte de la luz», explica Iker González, uno de los vecinos del edificio y antiguo presidente. La vecina atrapada pidió auxilio y accionó la alarma, motivo por el que los vecinos salieron de sus viviendas. En un principio, estos pensaron que se trataba de una avería puntual a consecuencia de las obras que se realizan en el barrio, pero fueron descubriendo que el apagón era nacional, algo que les angustió todavía más. En ese momento, intentaron llamar al 112, al número de contacto del fabricante y a los bomberos, pero «estaba todo estaba bloqueado».

En esas circunstancias, un vecino tuvo que desbloquear la puerta a la fuerza. «Fue una situación parecida a la de los años 90, cuando te quedabas encerrado en el ascensor. Siempre había alguien que lo desbloqueaba, el presidente de ese momento o el más manitas de la comunidad», asegura González. Pudieron realizar esta maniobra de emergencia porque el elevador no se quedó atascado entre varias plantas. Además, la vecina atrapada también tuvo que hacer fuerza desde el interior del ascensor, que estaba a oscuras. Gracias a la cooperación y buena voluntad de los vecinos, la comunidad salió airosa de esta situación.

«Para celebrar el regreso de la luz y de las comunicaciones, el martes se celebró una fiesta en el tercer rellano del edificio. Es algo que no valoramos porque forma parte de nuestro día a día, pero nos hemos dado cuenta que puede llegar a faltar. Lo que ha ocurrido parecía impensable, el mayor corte de luz en la historia de nuestro país», lamenta el vecino.

En esa celebración, en la que los residentes del edificio de la calle Acacias compartieron dulces tradicionales, también se reflexionó sobre lo ocurrido en este fatídico Lunes de Aguas. «Al final, todas las estrategias que tenemos en los países de occidente en caso de emergencia solo funcionan si hay luz y comunicaciones. Antes en las casas había gas, teléfono fijo y radio y aunque hubiese cortes, podías seguir cocinando y comunicándote. Ahora eso es impensable, lo hemos vivido el otro día», reconoce el vecino.

El testimonio de Rosa Hernández, la vecina atrapada en el ascensor: «Fue horrible, pensaba que me iba a dar algo»

«Me quedé en el ascensor atrapada, iba hablando por teléfono y le estaba diciendo a una amiga que no había cobertura. En ese momento se cerró la puerta y se apagó la luz. Me quedé a oscuras y me agobié. Toqué a la campana para pedir auxilio. También contacté con la empresa de ascensores», explica la vecina.

Después de cerca de media hora en el interior del elevador, momento en el que la vecina perdió la noción del tiempo, otro residente forzó la puerta del ascensor y consiguió auxiliar a la salmantina. Recuerda ese momento todavía difuso. «Después de un buen rato me sacó un vecino. Fue horrible, pensaba que me iba a dar algo. Ni siquiera lo conocía, pero se lo agradezco en el alma», asegura.

Tras superar ese suceso tan traumático para ella, animó a los vecinos acelebrar en su rellano la vuelta de la electricidad. «Yo se lo dije, nos ponemos unas mesitas y nos sacamos unas rosquillas, bombones y champagne. Lo que haga falta, celebramos la vuelta de la luz, el día del hornazo y todo junto», reconoce.

Rosa Hernández cuenta a este medio que se trata de una comunidad «muy unida» y que ya han llevado a cabo este tipo de «celebraciones» con anterioridad. «Nos juntamos los del tercero, se suman los del rellano del segundo y algunos más del quinto y del séptimo», afirma.

Recuerda también los duros momentos de pandemia, en los que los vecinos comenzaron a tener contacto. «En la pandemia tocábamos a los timbres y hablábamos. Cada uno desde su puerta, dentro de su casa, pero nos hacía mucho bien».

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