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Álvaro Mel, actor e influencer salmantino
Álvaro Mel, el actor salmantino de moda: “Me gustaría trabajar con directores americanos”

Álvaro Mel, el actor salmantino de moda: “Me gustaría trabajar con directores americanos”

Entrevista con el protagonista de la serie ‘La Fortuna’, dirigida por Alejandro Amenábar, que este lunes ha aparecido en ‘El Hormiguero’

Martes, 28 de septiembre 2021, 11:24

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El actor salmantino Álvaro Mel está de moda. Protagoniza la serie “La Fortuna”, que se estrena en Movistar + el 30 de septiembre y está dirigida por Alejandro Amenábar, motivo por el cual pasó este lunes por El Hormiguero. Además, ha respondido a las preguntas de La Gaceta.

–Amenábar ha contado que, con su casting, se impuso a actores más conocidos, de más trayectoria. ¿Sabe nombres de los actores descartados?

–Qué va, qué va. Y creo que tampoco me gustaría saberlo porque, al final, estoy seguro de lo que he hecho. Hice el casting para mí, para disfrutar yo. No tengo en la cabeza nunca a otros actores. Si esos actores son amigos míos y les dan el papel a ellos en vez de a mí, les desearía lo mejor. En esta ocasión no sé nombres ni quiero saberlos.

–¿Cómo es su personaje Álex Ventura?

–Alejandro Ventura es un soñador nato, una persona super idealista, un joven de 24 años que ha estudiado Ciencias Diplomáticas en Nueva York. Llega cargado de ilusión al Ministerio de Cultura. Contrasta mucho con todos los personajes que hay, que son funcionarios que por lo general están cansados de su trabajo, que es un ambiente que les absorbe. Y cuando se encuentra con el ministro [Karra Elejalde], el ministro sigue siendo un funcionario, pero también tiene esa ilusión con la que llega Álex. Ellos empatizan en esa ilusión, en ese querer hacer las cosas bien. Mi personaje se ve envuelto en una operación, en un viaje, en un giro de la historia que le hace tomar el liderazgo y ser el líder oculto junto al personaje de Ana Polvorosa, que interpreta a Lucía Vallarta. Sin Lucía, el personaje de Álex tampoco sería nada. Álex funciona porque existe Lucía y Lucía también funciona bastante porque existe Álex. Álex acaba dando un giro de 180 grados, más seguro de sí mismo, absorbiendo cosas de Lucía, igual que Lucía absorbe cosas de Álex y se acaban complementando. En los primeros capítulos se ve a un Álex perdido y sin experiencia y en los últimos se ve a un Álex con mucho más mundo y mucho más recorrido.

–¿Hay amor en la trama entre Álex y Lucía?

–La serie está inspirada en el cómic, donde se ve que hay una pequeña historia de amor. Pero hay que ver la serie.

–Amenábar ha dicho que ha nacido para interpretar este papel de “La Fortuna”.

–Creo que hay un paralelismo interesante entre Álvaro Mel y Álex Ventura: yo, sin mucha experiencia, entro en un proyecto grande, lo mismo que le pasa a Álex, que se ve al frente de un proyecto tan grande. Con Álex comparto algunas cosas y otras no. Y en eso consiste el hecho de trabajar de actor, en ganar cosas para poder interpretar un personaje.

–El director le dijo “ya eres actor y no eres instagrammer” cuando lloró de verdad en una secuencia sin ayuda del maquillaje.

–Es una escena complicada. Y lo que ocurre en ella es muy importante. Habíamos trabajado mucho en la escena previamente, pero a la hora de la verdad cuando toca hay que llorar. O reír, gritar, guardar silencio... En una escena triste muchas veces conviene no llorar y aguantar las lágrimas, pero cuando en el guion hay una acotación que dice “Álex llora”, hay que hacerlo. Y la manera de hacerlo es meterte tanto en el personaje que empatizas con él, le entiendes, y lloras como él. Y eso hice.

–Al acabar un rodaje ¿está desubicado, como de luto?

–Es triste. Pero me quedo con lo que me dijo Ana Polvorosa, que lo bonito es que un rodaje acabe porque es un viaje que puedes contar. Acabar el rodaje tampoco significa acabar el proyecto, que queda ahí para siempre. Y también queda un recorrido muy bonito de presentar “La Fortuna” ante los medios de comunicación.

–La serie se rodó en castellano y en inglés. ¿Le gustaría llegar a otros mercados?

–Me gustaría trabajar internacionalmente. Aunque, primero, que se estrene la serie y luego ya se verá todo lo que tiene que pasar. Pero si hablas otros idiomas quieres expandirte, como en cualquier otro trabajo, y llegar lo más lejos posible. Hay actores y actrices que no necesitan la internacionalidad para sentirse plenos: puedes tener una carrera plena en tu país. La cultura aquí es muy buena. Pero si hablas un idioma y puedes actuar en ese idioma, en tus planes puede entrar expandirte internacionalmente. A mí sí me gustaría trabajar con directores y directoras americanos.

–¿Hollywood?

–[Risas]. Ojalá. Lo veo lejos, la verdad. Me queda mucho por trabajar.

–Tiene sus supersticiones. ¿Cuáles han marcado este rodaje?

–Hubo un par de escenas debajo de un andamio y lo pasé mal, pero no porque se fuera a caer, sino porque nunca paso por debajo de andamios. Y ponía siempre en hora el reloj que llevaba Álex y cada vez que empezaba la escena, lo volvía a retrasar para que funcionase. Fuera de rodaje siempre llevo los anillos de la misma manera.

Hollywood lo veo lejos, la verdad. Me queda mucho por trabajar

–¿Qué aprendió de Clarke Peters en el rodaje de la serie?

–Con él he compartido muchísimas sesiones de trabajo, todos los descansos, mucho tiempo... Eso te lleva a conversaciones, a contarle tu vida y que él te cuente la suya. Fuera de set, transmite empatía, calma y todo lo buena persona que es. Y dentro del set me ha llamado la atención las tablas que tiene, cómo se mete en el personaje, cómo puede improvisar y cómo es Clarke interpretando: consigue ser otra persona, el abogado Jonas Pierce.

–Tuvo que hacer dieta antes de empezar a rodar.

–La cuarentena me afectó negativamente en cuanto a la alimentación. Pesaba muy poco y para que el personaje se viese como una persona sana, me pusieron una dieta y una rutina de ejercicios para coger un poco de volumen.

–Es actor por casualidad. No es algo que estuviera en sus planes.

–Para nada. Mi vocación era arquitectura, pero por problemas económicos y desmotivación por el lugar donde estudiaba, me fui a Madrid. Quería depender de mí mismo. Económicamente fui tirando de ingresos de las redes sociales hasta que me llegó la oportunidad de ser actor. Hice un par de castings porque no tenía nada que perder. Me cogieron en “La otra mirada” y me empezó a interesar mucho más el mundo de la interpretación. Me gusta mucho y creo que quiero seguir con ello toda mi vida.

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