El almacén de los olvidos en la Policía Local: de las cenizas de un difunto a una prótesis de pierna

Las cenizas de un difunto, una prótesis de pierna, una máquina de presoterapia, cajas de medicamentos o una maleta de reparto, son algunos de los objetos más curiosos que alberga la oficina de Objetos Perdidos de la Policía Local de Salamanca. Un almacén de los olvidos que esconde multitud de historias peculiares.

El artículo 615 del Código Civil recoge: «El que encontrare una cosa mueble, debe restituirla a su anterior poseedor». Por eso, este servicio de la Policía Local se encarga del depósito (durante dos años) y la devolución de los objetos extraviados en la vía pública en la ciudad.

En 2023 se gestionaron un total de 4.169 incidencias vinculadas con enseres perdidos, encontrados o extraviados y retornados, por el oficial y agente que integran el personal de gestión de esta oficina. El número de entregas realizadas fue de 1.123 y se registraron 8.498 llamadas desde la centralita. Se recibieron 1.226 demandas preventivas de pérdida por ciudadanos, y se acogieron como nuevas entregas en el almacén 1.821 altas de objetos. Los meses con más gestiones fueron febrero y marzo de 2023 y los días de la semana con más atenciones, los martes.

El objeto «estrella» sigue siendo la cartera con 826 entradas; en segundo lugar los teléfonos móviles (392), 357 llaves, 256 DNIs, 196 llaves de vehículos, 146 documentaciones, 143 tarjetas bancarias, 136 monederos, 119 bolsos, 111 gafas graduadas, 108 mochilas, 55 paraguas y 52 audífonos, entre muchos otros. «Hay ciudadanos bastante honrados, hemos llegado a recibir cosas muy cotosas y valiosas, carteras con mucho dinero», explica a LA GACETA un policía local que gestiona el servicio.

La oficina trabaja con dos tipos de expedientes, los físicos y los virtuales. En los virtuales es la persona la que llama preguntando por algún bien perdido. En ese caso los agentes toman nota de la descripción, le piden los datos y el número de contacto y queda a la espera de que el objeto llegue allí. Y si es así, posteriormente avisan al dueño para que se persone.

El físico funciona al contrario que el virtual. El elemento llega por diversos medios: a través de un buzón ubicado en la comisaría, por un 'hallador' (ciudadano), sacas de empresas, hallados por los agentes cuando patrullan... Después los efectivos elaboran un expediente, realizan un informe fotográfico, se hace un inventario con la descripción de cada objeto y se le da un número de registro de manera que todo quede grabado en el sistema informático.

«También pueden entrar por Policía Nacional, por sacas de supermercados, gimnasios, por Renfe, por lo que se queda en el transporte público, etc. Tras realizar el expediente y entregar un talón al 'hallador' los colocamos por tipo de objeto y por fecha para tener más control», añade el agente.

El proceso de salida varía en función de cada elemento, pero generalmente a los dos años son retirados del almacén: «La ropa y los complementos se donan y las llaves se reciclan. Los móviles no se pueden reutilizar ya que poseen datos personales. En otras ocasiones, si pasa el tiempo y no aparece el titular, se le entrega el bien al 'hallador', así que tendrá suerte si la cartera está llena de dinero», ríe el efectivo.

Las llaves, los móviles y la documentación suelen ser los elementos extraviados más típicos, pero junto a ellos hay colocados cientos de artilugios como si de un bazar se tratase. Los más curiosos son una pierna ortopédica, las cenizas de un fallecido, carros de la compra o cascos de la moto. «La prótesis se halló en la vía pública y lleva con nosotros bastante tiempo. Las cenizas fueron encontradas en un piso que se acababa de comprar; nos hemos puesto en contacto con un familiar y estamos esperando a que venga a recogerlas. Los cascos de la moto también llaman la atención, pues sin ellos no se puede circular», concluye el agente.

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