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D. Sánchez

Ciudad Rodrigo

Domingo, 12 de octubre 2025, 06:30

Modo oscuro

Hubo tiempo, no demasiado lejano, en el que la vida y el ritmo diario de las ciudades y pueblos de la provincia de Salamanca se regían por el caminar de las agujas de los relojes ubicados en las Casas Consistoriales. Los toques de campana en cada hora en punto señalaban los diferentes momentos de la jornada y eran la referencia para todos los vecinos a la hora de coordinar sus quehaceres habituales. Lentamente, primero con la popularización de los relojes de pulsera, con materiales más baratos y asequibles, y posteriormente con la llegada de los dispositivos móviles, estos guardianes del tiempo en los municipios fueron cayendo en el desuso y en el olvido.

Con el objetivo de devolver la vida a uno de estos vetustos relojes trabaja el relojero Javier Merino en la parte más alta del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, a tan solo unos metros de otro elemento distintivo de la vida farinata, la Campana Gorda. Este salmantino mantiene viva una profesión muy activa, con bastantes profesionales en el sector, aunque menos que afrontan este tipo de retos: «En mi caso, yo empecé en 2009 como aficionado y me fui formando de manera autodidacta y en 2016 comencé en Alba de Tormes y ahora tengo una tienda en Salamanca. Además de estar especializado en relojes de torre también me dedico a la relojería fina», comenta Javier mientras sus manos se afanan en los engranajes y mecanismos del reloj de Miróbriga.

En cuanto al reloj, se colocó en el Ayuntamiento en el año 1956 y consta de tres pesas y carrillón, preparado para tocar los cuartos, las medias y las horas. «Es muy similar al que se encuentra en la Puerta del Sol de Madrid», matiza Merino para ayudar a hacerse una idea del mecanismo e importancia que tiene esta pieza. Según detalla el relojero, el estado del mismo es «bastante deteriorado», sobre todo, debido a la mala conservación.

«El mantenimiento se solía hacer por personas inexpertas, que en este caso habían empapado el reloj en abundante aceite, se ha pintado en la ruedas con alguna que es la que debería y además he visto bastante reparaciones curiosas, algunas hechas por profesionales. A todo ello se suman piezas con bastante desgaste por malas manipulaciones», explica con detalle señalando las partes del engranaje para ayudar a comprender el estado del mismo.

Otra peculiaridad que destaca Javier Merino de este reloj es el sistema de poleas «que se desplaza unos 20 metros en horizontal para luego descender al menos una planta, aunque es un recorrido relativamente corto pero que hace que la marcha tenga una mayor reserva «. Desde hace unas semanas, el relojero ha convertido esta zona de la Casa Consistorial en su particular taller, ya que la reparación va a ser «in situ» al ser una reparación parcial. «Estamos acostumbrados a desmontar estos mecanismos y llevarlos a nuestro taller de Salamanca, pero en este caso la prioridad es recuperar su marcha y el funcionamiento del mismo, por eso los trabajos se van a llevar a cabo aquí», indica. Una de las peticiones particulares del equipo de Gobierno es que la Campana Gorda vuelva a sonar y rija el paso de las horas de la localidad.

«Eso se va a recuperar sin problemas, tiene un sistema de polea de boomerang que funciona bien y, con un mantenimiento persistente, no habrá ningún problema», expone Merino, quien apunta a otra parte de su trabajo menos vistosa, pero de gran importancia: el buen funcionamiento del mecanismo en el tiempo, es decir, que el movimiento de las agujas no se adelante ni se atrase, una labor de continua vigilancia y que llevará un tiempo hasta que todo cuadre en perfecta sincronía.

Javier Merino tiene por delante varias semanas de trabajo, enfrascado ahora en «el escape y la rueda donde se genera el mayor desgaste, afinaremos las pinzas para que no se pare ni atrase y ajustaremos todo el mecanismo además de una profunda limpieza».

Devolviéndole el esplendor al reloj de la ciudad: «Es muy similar al que se encuentra en la Puerta del Sol»
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