Unos vecinos valientes y un desfibrilador: la historia del pueblo salmantino que salvó la vida a Rogelio
Rogelio Merino sobrevivió a un infarto gracias a la actuación de varios vecinos de Madroñal que tan solo unos meses antes se habían formado en el uso del desfibrilador
S. Dorado
Madroñal
Viernes, 12 de septiembre 2025, 12:23
Se dice a menudo que saber primeros auxilios y contar con el título de uso del desfibrilador, además de tener esta herramienta a mano, puede salvar una vida. En el caso de los vecinos de Madroñal, este mantra se ha hecho realidad. En febrero de este año un grupo de vecinos de municipios de la Sierra de Francia se formaba en Sequeros para poder hacer uso del desfibrilador, sin imaginar que tan solo unos meses después, en un fatídico, o, según como se mire, bendecido 17 de julio, salvarían la vida a un zamorano de 69 años en la localidad de Madroñal.
Rogelio Merino lo tiene claro: «He vuelto a nacer», aunque afortunadamente no recuerda nada de lo acontecido aquel día cuya fecha, sin embargo, ha quedado marcada para siempre en su calendario: «Ahora tendré dos cumpleaños, cada uno en una fecha distinta». Quien sí recuerda todo, sobrecogido, es su amigo, Antonio Serafín, natural de Madroñal, y quien paseaba junto a él en ese momento.
«Vi cómo se tambaleaba, intenté que no se cayera», recuerda Antonio. Sin embargo, enseguida se encontró con su amigo desplomado en el suelo. «El que pasó miedo fui yo», asegura. Mientras la ambulancia acudía a la llamada de Antonio, que intentaba reanimarle como buenamente podía, en un municipio en el que las sinuosas curvas serranas retrasan la llegada de cualquier medio, varias personas ya habían acudido al lugar de los hechos: vecinos que habían hecho el curso de uso del desfibrilador semiautomático.
«No dudaron; lo hicieron con decisión», afirma Antonio. Mientras una persona procedía a hacer las compresiones propias de una RCP, otra iba en busca del desfibrilador, ese cáliz de vida a poca distancia del que tan solo les separaba un cristal en una cajita instalada junto al Ayuntamiento. «Cuando me quise dar cuenta ya estaban utilizándolo». El tiempo de respuesta fue clave: «El médico le dijo que le salvaron la vida». Y es que Antonio calcula que pasaron unas dos horas hasta que su amigo Rogelio llegó al hospital de Salamanca. «Estuvieron mucho tiempo intentando reanimarlo».
Después del susto, todo es humor y ganas de celebrarlo. «Compartimos unos pasteles con la gente de aquí». Rogelio asegura sentirse eternamente agradecido a sus salvadores, y sentirse bien. «Tuve una revisión hace quince días y me han dicho que todo está bien; además, soy alguien que cuida su alimentación». Ambos tienen pendiente una celebración digna del milagro; de uno obrado por el hombre. «Si no fuera por esto no estaría hoy aquí», reconoce. Los dos amigos han comprobado en sus carnes la importancia de contar con un desfibrilador al alcance de la mano, así como de formarse en primeros auxilios.
Hace ya varios años que la Mancomunidad de la Sierra de Francia adquirió quince desfibriladores para los pueblos de esta comarca. La mancomunidad recuerda, con esta historia de final feliz, la importancia no solo de esta herramienta, sino de la implicación y el compromiso vecinal, un simple gesto que puede cambiar el curso de una vida y la de quienes le rodean.