Valdesangil celebra su fiesta chica con reparto de caramelos en honor a don Agus

Valdesangil ha celebrado este último domingo de agosto los actos con motivo de su fiesta chica y lo ha hecho con un recuerdo al que fuera su párroco durante más de seis décadas, Agustín Jiménez, conocido cariñosamente como Don Agus.

La jornada ha amanecido con temperaturas más bajas y, quizás por ese motivo, han acudido a los actos religiosos menos fieles que en años anteriores. La iglesia ha servido de escenario para celebrar la eucaristía en honor a la Virgen de los Remedios que, engalanada para la ocasión, ha lucido un manto azul oscuro con bordados en oro así como sus joyas en un trono con flores decorados por las feligresas.

Tras la eucaristía, ha salido en procesión por la localidad para bendecir las calles y los fieles precedida por el estandarte en un recorrido que ha finalizado con el regreso por la parte trasera de la iglesia.

Después, por la tarde, se ha revivido una de las tradiciones instaurada por Don Agus y en la que ha tomado el relevo el párroco de la localidad y arcipreste de Béjar, Roberto Hernández. Pequeños y jóvenes se han dado cita junto a la iglesia para recibir los caramelos tal y como hacía su anterior párroco, pero con alguna novedad. Con ayuda de Araceli García y Azucena Sanchez, Roberto Hernández ha lanzado los caramelos en una renovada celebración en la que incorporó cruces, pulseras y rosarios para que «en todas la casas, entre un signo religioso» porque, ha destacado, esa cita es una cita religiosa que no debe perder su esencia.

Así ha vivido hoy Valdesangil una animada cita que ha vuelto a reunir a los vecinos para no olvidar sus tradiciones ni, tampoco, al que fuera su párroco durante un total de 64 años hasta que se jubiló en 2024. «Seguro que don Agus está recordando hoy esta fiesta desde Plasencia», ha afirmado el párroco para no olvidar el importante legado pastoral que dejó en Valdesangil.

64 AÑOS DE LABOR PASTORAL EN VALDESANGIL

El sacerdote Agustín Jiménez, don Agus, llegó a Valdesangil en 1960 con tan sólo 24 años de edad, recién nombrado sacerdote, en sustitución del anterior párroco, Pablo González Fraile. Natural de Peraleda de la Mata, en la provincia de Cáceres, fue destinado allí sin tener vinculación previa con esa pedanía de Béjar. Tras su retirada de la labor pastoral, se encuentra en una residencia del Obispado en la ciudad de Plasencia.

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