Torresmenudas cierra sus fiestas con música y devoción

El municipio de Torresmenudas se visitió ayer de gala para celebrar una de sus tradiciones más queridas: la procesión de la Virgen de la Paz. De una manera casi ajena al gran apagón que se ha vivido en toda España y parte de Europa, en este vestigio de la Salamanca rural, se celebró la misa y posteriormente este pasacalles en el que los vecinos acompañaron a su patrona. El clima, templado y luminoso, invitó a todos ellos a vivir este encuentro festivo en el último día de sus fiestas.

La Virgen de la Paz salió de la iglesia, testigo tantos años de la fe y la historia de Torresmenudas, en torno a las 12:30 horas, justo cuando la luz se apagaba en todo el país. Allí la alegría contagiosa de la fiesta llevó posteriormente a todos los presentes hasta la plaza del Ayuntamiento, donde en una gran carpa prosiguió el ambiente festivo.

Y es que la devoción no está reñida con la alegría, y una vez finalizado el pasacalles procesional, la plaza principal se transformó en un hervidero de vida donde la charanga animó en todo momento a los presentes que se animaron incluso a bailar pasodobles en compañía de amigos y familiares.

La convivencia se alargó y también se cumplió con la tradición en la localidad de comer el hornazo. Por la noche, las fiestas en honor a la Virgen de la Paz finalizaron con una discoteca móvil.

Atrás quedaron los días de ocio que comenzaron el viernes con el chupinazo, la inauguración de la exposición 'Esculturas con vida', de José Luis Olivera o la conferencia de Francisco Blanco impartida el sábado, así como el pregón impartido por Fulgencio Domínguez, como atrás quedaron las comidas, actuaciones musicales, teatro o juegos infantiles, todo ello con la promesa hecha entre los vecinos de que "el año que viene, más".

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