San Gil, bendito y alabado en Puebla de Yeltes

El otoño se ha adelantado con la llegada de septiembre, pero las fiestas de Puebla de Yeltes aún revisten la misma jovialidad veraniega con la que comenzaron. En su penúltimo día de celebraciones, Puebla demuestra su fidelidad al patrón acudiendo a la misa oficiada por el párroco Juan Carlos Sánchez y acompañada por el grupo charro de la localidad.

La juventud cumplió con implicación en las fiestas, muy presente tanto en el grupo ataviado con los trajes charros, como en la procesión, y es que los jóvenes de punta en blanco acompañaron en todo momento al santo, custodiado por las varas de mayordomo y guiado por la cruz vestida con una manga.

Los vestidos dignos de una boda, trajes de vestir y trajes charros pasearon en esta larga procesión con rigurosa solemnidad, y hasta los más pequeños se iniciaron con el tamboril y el incensario en este gran día de devoción a San Gil. Autoridades y alcaldes de otros municipios también acudieron al pueblo y participaron en la jornada.

Tras la procesión, durante la cual hubo varios cambios a la hora de cargar la imagen, los fieles depositaron con mimo al santo frente a la iglesia, mirando hacia la Casa Consistorial, mientras varios hombres se entregaban al repique de campanas con energía desde lo alto de la torre de la iglesia parroquial, un momento para el que aguardaban desde el desarrollo de la liturgia en el templo.

El ofertorio se desarrolló con la misma implicación ejemplar, formando un gran círculo en la plaza, alrededor del semicírculo que ya formaba el grupo de bailes, listo para la posterior actuación. Así, los integrantes ofrecieron sus bailes, entre ellos el del ramo, a San Gil, inspirados por la gaita y el tamboril y bajo la atenta mirada y los aplausos del público. Para redondear la mañana, un oportuno convite a la hora de comer sirvió de recompensa a cada uno de los asistentes.

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