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Carmen Francia y Juan Calvo, separados de su primo por más de 7.000 kilómetros. CASAMAR
Salmantinos con familia en Cuba: “No hablan de política, no deben”

Salmantinos con familia en Cuba: “No hablan de política, no deben”

La actualidad acompaña a vecinos de Villarino como Carmen y Juan, dos primos con familia residente en Cuba, y cuya actual revuelta empaña el contacto

Sábado, 17 de julio 2021, 21:30

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Si la covid ya hacía herméticos otros países, las protestas y el caos reinante en Cuba hacen de este un país intransitable para los viajeros. Tres años hace que Carmen Francia y Juan Calvo, de Villarino, no ven a su primo Laureano Sendín, uno de los emigrantes más conocidos de la zona, y un miembro destacado del Club Villarino La Habana, a sus 81 años.

Saben que está bien gracias a sus hijos, que, a pesar de no poder contactar por whatsapp debido a los cortes de comunicaciones, buscan la forma de hablar con su familia mediante llamadas. “Están bien, y ellos también llaman a mis hijos constantemente para hacérselo saber”.

Afortunadamente, la zona en la que viven no es un área caliente en cuanto a revueltas, por lo que su día a día solo se ve afectado por el hecho de no poder reunirse en la sede del Club Villarino La Habana. “No hablan de la situación política”, comentan los familiares. Y es que el control es estricto, y tienen prohibido hablar sobre ello. Concretamente, sobre política y religión. “No deben y son muy reservados; deben tener cuidado a la hora de posicionarse”.

Con tan solo asomarse a sus respectivos balcones, ambos primos pueden no solo verse, sino comunicarse, una quimera para este tercer primo ya nacido en Cuba tras la emigración de su madre en busca de un futuro mejor.

El mismo interés muestran los familiares envueltos en una Cuba sobre la cuerda floja. “Llaman por nuestros cumpleaños, y a veces a las dos de la madrugada, porque no se dan cuenta del cambio horario”. Todo transcurre con la normalidad de siempre dentro de la tensión social.

Carmen señala que uno de sus hijos ya ha ido a Cuba a visitar a sus allegados, que también viajan a España con asiduidad. Los nietos de Laureano ya se alejan de ese pasado migratorio, y dos de ellos residen en Madrid.

“La situación es muy mala, pero ya tiene hecha allí su vida”, dicen del resto de los seres queridos. Los hijos de este cubano de nacimiento van y vienen con frecuencia añorando la buena comida entre otras cosas. “Les gusta más esto”.

Uno de los hijos de Carmen ya ha ido a Cuba de visita, y tenía intención de hacerlo, “pero con todo esto que está pasando se ha echado atrás; en el futuro seguramente volverá”. La historia de Laureano es como la de muchos. “La gente iba buscando una vida mejor, unos la conseguían, otros no; ellos no tuvieron mucha suerte”. Estudiar una carrera universitaria es tarea fácil, pero aunque Laureano, ya jubilado, era un respetable ingeniero, su salario no reflejaba su presumible posición. Además, “no puede venir mucho, porque allí no tienen propiedades; si se marcha un tiempo le quitan la casa”, matiza Juan Calvo.

Es fácil sentirse un poco cubano desde Villarino, y es que los vínculos se heredan, y la historia acompaña a cada vecino, que reconoce inmediatamente en una hilera de casas a muchos de los familiares que Cuba ha visto nacer o crecer, y que Villarino también ha arropado y sigue arropando siempre que las circunstancias propician una visita a España.

El pasado es innegable y les caracteriza; todos conocen el legado de Laureano Sendín, que acude cuando sus hijos le traen, y aunque sus vidas están en Cuba, no pierden ocasión de regresar a la que consideran su otra patria. Atentos a las noticias, y a sabiendas de que los hijos de Villarino afincados en Cuba están a salvo a pesar de la presión, los villarenses respiran tranquilos.

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