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Las águedas de El Campo de Peñaranda quemaron este sábado un muñeco que representa al prefecto romano Quintiliano, que martirizó a Santa Águeda, consistiendo su tortura en arrancar sus senos con grandes tenazas por no plegarse a sus deseos y negarse a realizar sacrificios a los dioses romanos en febrero del año 251.
Casi cuarenta mujeres de esta localidad, 39 para ser exactos, se reunieron ayer para disfrutar de una jornada festiva en el bar y el salón en torno a la mesa y más tarde en torno a la hoguera, para rendir con la tradición de vengar la muerte de Santa Águeda prendiendo fuego al Quintiliano. Días antes varias mujeres se encargaron de confeccionar este muñeco relleno de paja y el jueves, las mayordomas prepararon la iglesia, obsequiaron a Santa Águeda con flores y prepararon la Virgen para la procesión que harán el domingo después de misa.
Este año el Quintiliano ha llegado en forma de pirata porque además de la celebración con alimentos en esta localidad han adoptado la costumbre de elegir un disfraz para hacer más amena la víspera. Este año optaron por convertirse en piratas.
«Me casé hace 45 años y llevo siendo águeda 45 años», declara Azucena Hernández, que este año hace las veces de presidenta de las águedas de El Campo de Peñaranda. Cuenta que antes la fiesta la hacían sólo las mujeres casadas y añade que ahora da igual, pueden ser separadas, solteras, que vivan en pareja,.. «Es igual, puede ser cualquier mujer», asegura.
Se acuerdan mucho de las mujeres que fueron águedas y ya no viven pero la tradición va adaptándose a los tiempos. «A pesar de que a algunas no nos gusta mucho porque nos gusta celebrar Santa Águeda en su día, nos adaptamos para que las que trabajan puedan disfrutar la fiesta», explica. Este año en El Campo de Peñaranda empezaron ayer y hoy tendrán la misa y posterior comida en un restaurante de Peñaranda de Bracamonte. De este modo el fin de semana se reúnen 39 mujeres. El 5 de febrero compartirán un chocolate y saben que no podrán participar más de una veintena de mujeres pero no renuncian a seguir haciendo algo este día.
Una de las tradiciones que se van perdiendo en El Campo de Peñaranda es la de acudir con vestidos tradicionales a misa. «Antes nos vestíamos todas, la mayoría tenemos el traje charro y otras tenemos el de aldeanas, ahora con el frío y para bailar molesta, por eso ya no nos lo ponemos», explica.
En Babilafuente este año las águedas quieren recuperar la tradición de prender una hoguera, si el tiempo lo permite lo harán en un solar junto al salón multiusos a la vez que disfrutan de un chocolate.
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