El pregón más sincero e inocente

La infancia pronunció anoche el pregón de las fiestas patronales en honor a San Bartolo de Huerta. Antes de dar paso a los pregoneros, el alcalde, José María Casado Fortín, ofreció unas palabras de agradecimiento a todas las personas y empresas que colaboran en la organización de las fiestas y a los jóvenes encargados de pronunciar el pregón.

Jóvenes con edades entre los tres y doce años se encargaron de poner palabras, gestos y símbolos al comienzo de las fiestas en libertad.

El Ayuntamiento de Huerta quiso brindar este espacio de expresión público y de protagonismo a la juventud e infancia de la localidad, futuro del municipio.

La inocencia de los protagonistas de este mensaje festivo inundó el espacio para contagiar a los asistentes de un gesto de la sincera imparcialidad que mana a borbotones en momentos exentos de prejuicios o señalamientos innecesarios.

“Vamos a hablar de Huerta, y vamos a decir las cosas que nos gustan de nuestro pueblo pero también las que no nos gustan”, confesaron una representación de niñas y niños de la localidad sobre el escenario.

“Este año el pregón lo van a dar las niñas y los niños de Huerta (de 3 a 12 años)”, explicaba antes del comienzo el concejal de Cultura, Fernando Saldaña.

“El proceso de elaboración del guión fue preguntarles qué es lo que más y lo que menos les gusta del pueblo. Luego cada uno sugirió cosas que le gustaría hacer: bailar, tocar algún instrumento... Y tratamos de incorporarlo”, detalló el edil como fue la preparación.

“Trabajar con niños no ha sido fácil, sobre todo con los más pequeños, que se retiran, se reincorporan, hoy les da vergüenza, mañana no”., explicaba Fernando Saldaña. “Así que hasta última hora es una sorpresa ver cuantos se suben al escenario”, añade. “Va a ser diferente, cortito y muy entrañable”, consideraba Saldaña antes del comienzo. También fue muy entretenido y ameno ya que los pregoneros intercalaron bailes, canciones y otra serie de ocurrencias con las que llenaron el escenario instalado en el frontón viejo frente a un auditorio que aplaudió una y otra vez.

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