Los pecados vs. las virtudes: la Loa libra una batalla épica en La Alberca

Uno de los momentos más esperados por los albercanos, La Loa, ha dejado una estampa de cientos de personas aglutinadas en la escalinata de la iglesia, algunos de los cuales ya ocupaban su lugar una hora antes, y hasta llevaban sillas, bancos e incluso escaleras para poder tener el mejor palco y un asiento de primera durante la representación de este auto sacramental de tan solo media hora de duración aproximadamente.

Los personajes y elementos distintivos se han hecho con el escenario un año más de la mano de Cateja Teatro: la serpiente de siete cabezas y su estentórea y llamativa pirotecnia, el personaje rural y guasón que arranca carcajadas del público y hasta interactúa con ellos, el demonio que monta a lomos de la serpiente y sus secuaces, los siete pecados; en contraposición, el arcángel San Miguel y sus siete virtudes para combatir cada uno de los pecados, y dos jóvenes que beben de la bota junto al guasón y aluden a las fiestas de la Virgen de la Asunción, forman parte de este amalgama albercano cargado de humor, y con la lucha entre el bien y el mal como argumento universal que siempre llega al público.

Los chascarrillos se abrieron paso entre unos espectadores entregados, cautivados por la ternura de los pequeños pecados y las pequeñas virtudes, niños y niñas respectivamente, y conocedores del texto hasta el punto de que todos corearon la coletillas final, la frase que cierra la obra, de la mano del guasón, quien también se encarga de abrir la misma. El texto, fielmente seguido año tras año en esta Loa declarada Bien de Interés Cultural, llega a viva voz a los albercanos en forma de rima.

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