El patrimonio más famoso de la provincia, una semana en Boada

Los dones surgen a veces sin atender a herencias creativas ni profesionales, y una vez lo hacen, son irreprimibles. Es el caso de Heraclio Rodríguez, natural de La Fuente de San Esteban, «de los pocos nacidos allí», recalca, que, aunque siempre ha trabajado en un banco del municipio, descubrió una afición grandilocuente de la manera más insospechada. «Todo empezó cuando hice un Nacimiento para mis hijos», revela. «Me di cuenta de que me relajaba mucho, y seguí». Siguió hasta alcanzar el centenar.

Esta semana expone una buena parte de su colección en el salón de baile de Boada, hasta este domingo día 25, en horario de 12:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 20:00 horas, aunque a menudo una pequeña parte de su creatividad ha viajado con él en numerosas ferias y eventos de la provincia; recientemente, en el Día del Campo Charro de su localidad natal. Boada exhibe ahora piezas que nunca había sacado de casa.

«Hay iglesias a las que he donado la maqueta que he hecho de esa misma iglesia, y la exponen dentro». Y es que Heraclio nunca ha querido monetizar sus habilidades. «Me han querido comprar obras, pero todo se quedará conmigo hasta que muera».

Su taller, la antigua casa de sus padres, es, en cierto modo, un curioso museo, ya que alberga su colección. «Tiré los tabiques de la casa y ahí guardo todo y trabajo», cuenta. Entre los edificios y fachadas patrimoniales que recrea están el Ayuntamiento de Salamanca, la fachada de la Universidad, la catedral de Ciudad Rodrigo, la Casa de las Conchas, y numerosas iglesias de los pueblos de la provincia salmantina.

Armado con una sierra de calar y un pequeño torno, da forma a las piezas de pino, abeto y castaño, y con cola las va ensamblando una a una hasta dar vida a colosales obras que, en algunos casos, también están trabajadas por dentro y hasta cuentan con luz, dando lugar a dioramas repletos de detalles.

Recientemente ha terminado la iglesia de San Marcos, expuesta en Boada esta semana. Cada maqueta representa un tiempo muy valioso. La catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo, por ejemplo, supuso un año y medio de trabajo. Aunque las reproducciones a escala de emblemáticos edificios y fachadas resultan especialmente llamativos y admirables, Heraclio también ha hecho incontables juguetes de madera como caballitos y otras figuras.

Sus obras seguirán recorriendo los pueblos, y su taller, «algo desordenado», confiesa, caótico como todo buen artista, seguirá siendo su refugio, un espacio nada pretencioso, que abre sus puertas cuando alguien lo pide. Fuera de su oasis de paz, contempla y fotografía todo aquello que le cautiva y desea plasmar en madera.

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