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Alba de Tormes
Jueves, 8 de mayo 2025, 20:37
El relicario de plata y cristal que guarda desde hace siglos el corazón de Santa Teresa de Jesús ha recuperado todo su esplendor y ya luce tal como era cuando fue donado por el Duque de Tarsis, don Juanetin Duna en 1671. La pieza, que tiene 63 centímetros de altura, fue diseñada por Herrera Barnuevo y ha sido restaurada por Ricardo Plaza, que compareció en el acto de presentación, celebrado en la Basílica de la Anunciación, junto al profesorManuel Pérez para explicar los trabajos llevados a cabo y los orígenes del relicario.
En 1591, durante el proceso de beatificación, el entonces obispo de SalamancaJerónimo Manrique de Lara (1579-1593) envió varios médicos para que comprobaran el cuerpo, y al ver que permanecía incorrupto extrajeron el corazón, que fue colocado en un fanal de vidrio, donde permaneció hasta que en 1671 (según otra fuente unos años antes) colocó en el relicario en el que actualmente se expone). La traza fue realizada por el madrileño Sebastián Herrera Barnuevo, pero los expertos también destacan el carácter canesco de la arquitectura de este relicario, con lo que se atribuye también la influencia de Alonso Cano, que mantuvo con Herrera una relación profesional.
Se trata de una obra hecha en plata pero sirviéndose del lenguaje de la arquitectura y de la escultura del momento. El fanal destinado a contener la venerada reliquia del corazón adopta esa misma forma y es de cristal. El expositor tiene la forma de corazón, y va timbrado con una corona en la que se combina oro blanco con piedras, y un sol en plata dorada con engastes de rubíes y esmeraldas. Con esta obra también hay que relacionar la corona de oro y piedras que en el año 1878 regaló doña Beatriz de Borbón, madre de Carlos VII, una joya de estética neobizantina que fue donada para ser colocada en el relicario.
La obra ya fue sometida a una limpieza en el año de 1878, también el relicario del brazo, una labor realizada por un platero llegado de Salamanca, aunque la actual es la primera restauración que se realiza.
El donante de la pieza fue identificado por José Lamano y Beneite, que en 1914, sirviéndose de la información contenida en el proceso seguido para la institución de la fiesta en honor de la Transverberación de Santa Teresa, fue el primero en señalar que se trata de un obsequio efectuado en el año 1671 por Juanetín Duna, duque de Tarsis, y por lo tanto descendiente de Andrea Doria (1468-1560), almirante de la escuadra imperial de Carlos V.
El relicario fue depositado en Alba de Tormes en el convento de la Anunciación en el siglo XVII por el que fuera obispo de Casanofray Alonso de Balmaseda.
Los preparativos para las jornadas de veneración del cuerpo incorrupto de Santa Teresa de Jesús que arrancarán el domingo también han comenzado para el grupo de voluntarios del Carmelo que ayudarán a los peregrinos en su visita a la villa ducal y los lugares teresianos. Llegados tanto de Ávila como de Alba de Tormes han comenzado a recibir las indicaciones para su desempeño. Aunque estaba previsto que fueran una treintena se han incorporado un total de 55 personas.
Desde el Consistorio de la villa ducal también trabajan para ultimar los preparativos para acoger la veneración pública del cuerpo de Santa Teresa. En este sentido, tras la alta demanda de información a través de los dos puntos turísticos municipales habituales, además de informadores de la iglesia de San Juan y el Museo de Alfarería, el Consistorio abrirá durante los días de la veneración un punto de información adicional en la caseta de la biblioteca libre, situada la plaza del Peregrino, justo a la entrada de la villa ducal.
Coincidiendo con este acontecimiento histórico, Alba acoge la exposición itinerante de la Red Huellas de Teresa, una muestra que tiene como finalidad acercar al público el legado cultural y patrimonial de Santa Teresa. Una muestra conjunta de las 17 ciudades teresianas que está compuesta por ocho cubos expositivos de gran formato y que se encuentran distribuidos en diferentes puntos de la villa ducal.
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