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Fotografía antigua del accidente ferroviario de Villar de los Álamos
Los recuerdos del grave accidente ferroviario en Villar de los Álamos: “Usé las lonas de las camas para cubrir a los fallecidos”

Los recuerdos del grave accidente ferroviario en Villar de los Álamos: “Usé las lonas de las camas para cubrir a los fallecidos”

Julián Moro, a sus 17 años, fue una de las primeras personas en llegar al lugar del suceso ocurrido en 1965, en el que perdieron la vida 31 personas

Sábado, 4 de febrero 2023, 13:34

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Sobre el terreno, Julián Moro parece que aún visualiza la situación en la que quedaron las vías del tren a su paso por Villar de los Álamos tras el choque frontal entre el sudexpreso París-Lisboa y el semidirecto entre Fuentes de Oñoro y Medina del Campo: “Una locomotora quedó empotrada con otra y un vagón cayó hacia la ladera creando una especie de puente”.

A sus 17 años, fue una de las primeras personas en llegar al escenario de este gravísimo accidente ferroviario en el que perdieron la vida, según fuentes oficiales, 31 personas. Ahora, con 75, sigue recordando “un desorden total, chillidos y mucho caos”. Este héroe “anónimo” se emociona al recordar esa gélida mañana del campo charro en la que la niebla jugó una mala pasada y el infortunio hizo que se convirtiese en una de las más negras de la historia de la provincia.

Julián, estudiante de Guardia Civil e hijo de un integrante del cuerpo que ejercía en Aldehuela de la Bóveda, se encontraba de vacaciones ese 18 de diciembre de 1965, fecha muy próxima a las navidades: “Mi padre estaba destinado en Aldehuela y yo estudiaba en la academia de Valdemoro”, recuerda. Esa mañana, en torno a las 9:00 horas de la mañana, cuando sucedió el accidente, los compañeros de su padre ya se encontraban de servicio, por lo que su progenitor decidió enviarle a él al escenario del accidente: “Me puse el traje y paré al primer coche que pasaba por la carretera”.

Cuando logró llegar al paso a nivel en el que se había producido el choque, recuerda que enseguida tuvo que “reaccionar y ponerme a organizar puesto que los Guardias que venían en el tren, uno había fallecido y el otro estaba malherido”. Moro afirma que “aunque tan solo tenía 17 años, en el cuerpo se recibe una formación muy completa como para actuar en determinadas situaciones; comencé por sacar heridos, y a los fallecidos los fuimos colocando en el suelo, ya con ayuda de la gente de los pueblos cercanos y de otro Guardia Civil”. Este héroe “sin capa”, recuerda también que arrancó “las lonas de las camas de los vagones de primera clase para ir cubriendo a los fallecidos”.

La ayuda se demoró “dos horas”, asegura Julián Moro, y “yo también salía a la carretera y paraba a coches para que transportasen heridos a Salamanca”. De lo vivido, asegura que “quedan recuerdos y también secuelas”, Moro se acuerda en innumerables ocasiones de una pequeña que se encontraba al lado de su tía y una amiga que “era rubia, preciosa” y la vio con los ojos abiertos. En un primer término pensó que estaba viva, pero “había fallecido, vi situaciones horrorosas”, asiente.

También menciona a una mujer cuya pierna estaba atravesada por una estaca de madera de los asientos: “Ella me pedía que me encargase de su hija, y yo solo pensaba en que ella estaba herida y no sabía qué hacer, si sacarle la estaca o no... la verdad que fue muy duro y me emociono al pensar en ello”.

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