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La Gaceta
Viernes, 3 de enero 2025, 09:45
Llega un forastero a un pueblo en el sur de la provincia de Salamanca. Alquiló una casa frente a la iglesia. Pagó por adelantado y pidió no ser molestado. Dijo que recogería la comida a través de la gatera y poco más.
Este extraño viajero comenzó a sembrar dudas en los vecinos de Monsagro. Al pasar los días, los habitantes decidieron tirar la puerta, al ver que no contestaba, y ver si le había pasado algo. No le encontraron dentro de su habitación, pero junto a lumbre hallaron todos los platos de comida que le fueron entregados cada día desde su llegada a Monsagro. Uno tras otro, apilados. Y lo más incomprensible, con todos los alimentos intactos, sin estar putrefactos pese al tiempo que ya había transcurrido desde que fueron dejados a través de la gatera de la puerta. ¿Cómo era posible?
Cuando ya se marchaban, un vecino se percató de que había una puerta cerrada de una despensa o un trastero. estaba cerrada con llave, así que la abrieron rápidamente. En su interior encontraron un objeto que terminó por desorientarles. Era una preciosa talla de un Cristo crucificado. Junto a ella, más platos de comida intactos y en perfecto estado de conservación. Los lugareños comprendieron que Dios envió un ángel para tallar al Cristo de los Afligidos.
Desde entonces siempre ha sido muy venerado. Incluso, en la Guerra de la Independencia demostró su capacidad de resistencia. El Cristo sobrevivió a muchos saqueos a la iglesia parroquial.
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