Lleno en Miranda de Azán con el Mercado Campesino anual

La décima edición del Mercado Campesino de la localidad de Miranda de Azán atrajo hasta el municipio a varios miles de visitantes a lo largo de toda la jornada.

El público aprovechó las horas de menos calor para recorrer los puestos que se habían instalado tanto en la plaza de la iglesia como en la plaza del Toral, dos recintos que además mostraban su nueva imagen tras la reforma y ampliación de los mismos que se han realizado en los últimos meses para instalar mobiliario urbano e incluso ampliar el espacio de ocio.

Además, este año los vecinos del municipio instalaron con motivo de la celebración del Mercado Campesino un buen número de toldos y parasoles en la zona para ayudar a mitigar la incidencia del sol de la jornada estival sobre el público.

Entre los puestos de este año hubo tanto artesanos de la gastronomía como de otras áreas y así, se pudo ver trabajando en directo a un alfarero con tu torno, a los reposteros elaborando dulces y rosquillas e incluso hubo talleres gratuitos de mimbre y barro en los que pudieron participar miembros de las familias de todas las edades.

Entre la propuesta de alimentación del Mercado Campesino hubo desde legumbres hasta hortalizas y verduras de temporada que fueron las más demandadas por los visitantes, pasando también por aceite, quesos de muchas variedades, mieles y almendras garrapiñadas.

En los puestos de todo tipo, que este año por primera vez alcanzaron lo 56, se propuso a los visitantes desde la compra de jabones artesanos, hasta bisutería, pasando por elementos de forja, antigüedades, decoración e incluso textiles, tanto en forma de mantas tradicionales, como de bolsos y pequeños detalles de decoración.

Homenaje al botijo y ripios de estreno

Entre las novedades que se estrenaron en la décima edición del Mercado Campesino destacó el homenaje al tradicional botijo, algo para lo que se emplearon media docena de ellos decorados para la ocasión y ubicados para su uso gratuito y con agua fresca en distintos puntos del recorrido. Los botijos, realizados por el artesano Gerardo Cambronero, estuvieron señalizados por unos ripios compuestos para la ocasión.

A lo largo de la jornada también hubo otras propuestas de ocio que completaron el evento, tales como los pasacalles musicales de los dulzaineros de la localidad de Macotera y la sesión de cocina vegana. La mimada ambientación con la que cada año se desarrolla el evento además permite sumergir a los visitantes en el periodo de entre 1890 y 1930 que se recrea, algo para lo que también se suprimen los coches de la zona.

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