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La Vellés
Martes, 20 de mayo 2025, 06:30
El alcalde de la pequeña localidad armuñesa de La Vellés estuvo en Roma, como invitado a la misa de inicio de pontificado de León XIV, a la que asistieron desde Casas Reales hasta líderes de todo el mundo y por supuesto miles de católicos en la plaza de San Pedro y millones a través de internet.
¿Cómo conoció al actual papa?
—He tenido la suerte de conocer al hoy papa León XIV, siendo cardenal Prevost, en una visita a Roma, compartiendo con él la mesa en la Curia General Agustiniana; y otra vez siendo obispo de Chiclayo, durante la estancia que compartimos en Panamá en enero de 2019 con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.
¿Ha valido la pena el viaje?
—He vuelto a casa agotado, casi sin dormir, sí, pero feliz. Doce horas que han valido por muchas más. Doce horas que me han reafirmado en la fe, que me han hecho mirar con esperanza el futuro y que me comprometen, una vez más, con esa Doctrina Social de la Iglesia que no debe ser teoría, sino vida encarnada.
¿Podría contar cómo es en las distancias cortas?
—En ambos encuentros, se mostró como una persona muy cercana, abierta y dialogante, conocedora del contexto que le rodeaba y pendiente siempre de las necesidades que le transmitían quienes se acercaban a él. León XIV es un papa que ha pisado la tierra, que conoce el mundo real, sus heridas y sus anhelos. Y también conoce bien la Curia Vaticana, a la que llega no como extraño, sino como quien sabe lo que hay que cuidar, lo que hay que renovar y lo que debe permanecer.
¿Qué tipo de pontificado espera de León XIV?
Estoy convencido de que su pontificado será tiempo de comunión, de escucha, de unidad. Una Iglesia que no se repliega, sino que se abre. Que no se aparta, sino que acompaña. Que no se enreda en sí misma, sino que vuelve con fuerza al corazón de su misión: el Evangelio, vivido con radicalidad y ternura, con coherencia y misericordia, con verdad y con amor.
¿Qué recuerdo le deja Roma?
—Han sido horas que han dejado huella, no solo en el calendario, sino también en el alma. He tenido el privilegio inmenso de asistir, en representación de mi querido pueblo de La Vellés, a la misa de inicio del pontificado de Su Santidad León XIV. Un evento histórico, que marcará una nueva etapa en la vida de la Iglesia, y que guardaré en mi memoria como uno de los días más emocionantes de mi vida. Agradezco de corazón al Santo Padre por invitarme, y permitirme formar parte de este momento tan especial. Lo hago no solo como creyente, sino también como miembro de la gran familia agustiniana que ambos compartimos
Si tuviera que presentar a León XIV, ¿de qué manera lo haría?
—León XIV no es un desconocido para quienes caminamos con el carisma de san Agustín: lo hemos sentido cercano, accesible y fraterno en cada encuentro compartido. Y en su primera misa de pontificado, desde el centro de la cristiandad, ha vuelto a mostrarse como lo que es: un Pastor pendiente de sus ovejas
¿Podría valorar la homilía?
—Su homilía, ha sido serena y profunda y ha calado en quienes tuvimos la fortuna de escucharla. Nos ha invitado a vivir la caridad, la esperanza y, sobre todo, el amor. Un amor fraterno, sincero, capaz de mirar al otro sin prejuicios y con los brazos abiertos. Un amor que no excluye, que no se impone, sino que transforma. «Ama y haz lo que quieras», decía san Agustín, porque quien ama de verdad, no puede hacer sino el bien. Ese espíritu impregnó cada palabra del nuevo papa, y resonó especialmente en quienes vivimos en una sociedad cada vez más secularizada, más dividida, pero seguimos buscando razones para creer y motivos para esperar.
Y, como alcalde, ¿le ha provocado alguna reflexión este evento histórico?
—Quienes tenemos responsabilidades de gobierno, desde los más pequeños como yo, hasta los más grandes, no podemos perder de vista que el poder, el verdadero poder, es el que viene del Padre; y que no podemos gobernar imponiendo, sino dialogando; no podemos usar el poder para oprimir, sino para servir. Ojalá aprendamos con León XIV, siguiendo el ejemplo de san Agustín, a vivir inquietos, preocupados, atentos al otro, preocupados por nuestro mundo, hasta que descansemos en Ti.
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