Borrar
Una mujer disfruta de las aguas del balenario de Ledesma.
Las aguas más saludables de Salamanca

Las aguas más saludables de Salamanca

Las aguas que brotan del subsuelo que afloran con sus propiedades minerales han sido fuente de salud para la humanidad. Bien lo sabían los romanos. Veinte siglos después, los balnearios persisten reinventados gracias la turismo como recintos de descanso

Lunes, 17 de junio 2019, 21:34

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Desde los balnearios a los manantiales de agua mineral, el corazón de la tierra ha aportado desde hace siglos fuentes de salud y bienestar que han sido explotadas a beneficio de las cambiantes necesidades de la sociedad. Salamanca atesora muchos ejemplos de agua convertida en riqueza, pero también de antiguas fuentes mineromedicinales hoy olvidadas por la geografía provincial.

Existen ya desde la prehistoria referencias a las bondades terapéuticas que ofrecían determinadas aguas que brotaban del subsuelo. Entonces se les atribuía un origen divino y sobrenatural, y de ello dejaron constancia los dólmenes y petroglifos que hoy se conservan en las cercanías de determinados manantiales termales.

La dominación romana en la península ibérica fue época de esplendor para los balnearios, muchos de ellos aún hoy activos. Con el paso del tiempo, algunas órdenes religioso militares, como las de los Caballeros de Santiago y la de San Juan, mantuvieron su utilización en la Edad Media para curar a sus heridos, mientras que la zona ocupada por los musulmanes se levantaron nuevas instalaciones. En siglos posteriores se incrementó el uso de estas aguas y el interés en su estudio desde el punto de vista científico. Con los siglos XIX y XX, se extendió la creación de balnearios como focos de descanso y la comercialización de las aguas minerales. Pero las instalaciones ligadas a afloramientos de aguas prácticamente desaparecieron a mediados del siglo XX como consecuencia de la expansión de las oficinas de farmacia. Solo en las últimas décadas han cobrado un nuevo auge con el impulso del turismo.

Salamanca cuenta con tres aguas minerales naturales reconocidas en el último listado del Ministerio

Existe una característica general de las aguas minerales que las diferencian de la mayoría de las demás aguas subterráneas, y es el largo tiempo de permanencia en el acuífero, hasta miles de años. Este hecho explica la elevada mineralización que presentan con frecuencia, ya que el prolongado tiempo de almacenamiento permite un mayor tiempo de disolución de la roca madre y, por tanto, una mayor mineralización del líquido, cuya riqueza en oligoelementos no es fácil de incorporar a través de la dieta.

Cada una de las aguas minerales tiene un origen geológico distinto, un hecho que las otorga características físico, químicas y microbiológicas propias. En España la gran diversidad geológica origina una alta variedad de aguas minerales, que en función de sus propiedades son destinadas a distintos fines. Las que se envasan para bebida son un excelente complemento para la dieta; las aguas minerales de uso tópico se emplean en balnearios con fines medicinales y, finalmente, determinadas aguas minerales con concentraciones elevadas de sustancias químicas tienen un uso industrial.

Desde 1973 una Ley de Minas establece dentro de estas aguas una división general en dos categorías, que después serían detalladas en posteriores decretos. Las aguas minero-industriales permiten un aprovechamiento racional de las sustancias que contienen. Por otro lado las minero-medicinales, declaradas de utilidad pública por sus características y cualidades, pueden ser aguas minerales naturales y aguas de manantial, o tener fines terapéuticos.

Las naturales y de manantial son aguas de bebida envasada: es decir, se envasan tal cual se extraen del acuífero sin apenas modificación para ser puestas a la venta. En España el agua mineral natural supone la mayor parte de agua envasada que se consume.

Las aguas minero-medicinales, que integran el otro apartado, se caracterizan por presentar una alta concentración de minerales disueltos que las otorgan sus propiedades medicinales. Son las que se emplean en los balnearios, junto con las aguas termales, que son las que brotan del subsuelo a una temperatura superior en 4 grados a la media anual del lugar. La única limitación es que, en el caso de destinarse a usos industriales, su producción calorífica supere las 500 termias (unidad de energía que equivale a un millón de calorías) por hora.

Salamanca cuenta oficialmente con tres aguas minerales naturales reconocidas en el último listado elaborado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad junto a la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, y que se publicó el pasado mes de septiembre. Corresponden a tres manantiales situados en la finca de san Joaquín de Huelmos del municipio de Valdunciel, en Aldeatejada y en la antigua fuente del caño de Babilafuente, lugares donde respectivas marcas comerciales embotellan el líquido elemento para su distribución, venta y consumo.

Junto con estos tres manantiales, otras dos históricas fuentes aprovechadas desde tiempos remotos dieron origen a sendos balnearios en la zona de Ledesma y Retortillo. Las primeras fueron catalogadas en 1886 por el Estado como Aguas de Interés Minero-Medicinal, por sus probadas virtudes en el tratamiento y prevención de enfermedades del aparato respiratorio, locomotor y de afecciones neurológicas y dermatológicas, como la psoriasis. Brota del subsuelo a 46,4ºC y por su composición es sulfurada, bicarbonatada y clorurado sódica.

Su uso se remonta a la época romana, según investigaciones arqueológicas, que refieren el hallazgo de tumbas, arcas y tinajas con monedas romanas pertenecientes al emperador Lucius Aurelius Commodus, en el siglo II, lo que hace sospechar que una primera instalación ya estaba en servicio en tiempos de Marco Aurelio, emperador que hoy da nombre a la ruta senderista impulsada recientemente en la zona junto a los baños entre Ledesma y Juzbado.

Entre las variadas referencias históricas que aluden a esta instalación destaca “Usos y provechos de los Baños de Ledesma”, de Diego de Torres y Villarroel, quien en el siglo XVIII subrayaba las privilegiadas naturales de estas aguas en el tratamiento de traumatismos, artrosis, reumatismos, y neuralgias, afecciones respiratorias y sinusitis y dermatosis.

Desde 1990, el Montepío y Mutualidad de la Minería Asturiana, entidad de previsión social y sin ánimo de lucro, se encarga tras un concurso público de la gestión del Balneario de Ledesma. Hasta entonces la misma había corrido a cargo de la Seguridad Social.

A orillas del río Yeltes, a cinco kilómetros del casco urbano del municipio, el Balneario de Retortillo explota el servicio de aguas termales del que también hay constancia desde la época romana, como atestigua una inscripción en piedra que se conserva en el establecimiento. Las primeras construcciones datan de 1903. Retortillo posee un manantial mineromedicinal cuyo chorro, que brota a 48 grados, llega a alcanzar los 20 metros. Sus aguas sulfurado-sódicas, bicarbonatadas y cloruradas, tienen beneficios para patologías reumáticas, así como las afecciones del aparato respiratorio y de la piel.

Por su parte, Babilafuente también ha sacado partido a las propiedades de sus aguas subterráneas desde 1752. Declaradas de utilidad pública en 1955 como aguas minero-medicinales, han sido acreditadas las propiedades terapéuticas de sus aguas sobre ciertas enfermedades, especialmente afecciones crónicas del aparato digestivo, urinario, locomotor y respiratorio. Los actuales terrenos del balneario pertenecieron a los Duques de Alba y en ellos se encontraba la antiguamente conocida cono Fuente del Caño.

En el año 2017 los balnearios de Castilla y León recibieron la visita de 40.237 agüistas. El sector de los balnearios en nuestra comunidad empleaba a finales de ese año a 115 personas. Por su parte, las empresas de agua mineral de la Comunidad envasaron en 2017 915.538.858 litros, una cifra que duplica ampliamente el resultado de hace 15 años, y en total empleaban a 317 trabajadores. En número de aguas de bebida envasada, Castilla y León es la segunda de España, sólo superada por Cataluña.

Existen en España alrededor de mil captaciones de aguas declaradas como minerales, aunque no todas se encuentran activas. En Salamanca, además de las referidas, el Instituto Geológico y Minero recoge la existencia de cinco manantiales de aguas minerales y termales declaradas en Salamanca en Ledesma (Frades), Gejuelo del Barro, Navarredonda de la Rinconada, Salamanca (La Platina) y Cabrerizos (La Garcesa). Un sondeo en Villalba de los Llanos espera su declaración por la administración y existen indicios históricos de las propiedades de otras 28 fuentes en otros tantos lugares de la provincia. Algunas siguen sirviendo de abastecimiento público, pero muchas han desaparecido.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios