La historia más curiosa de Peñaranda

En su recuerdo dos de las personas que más le influyeron en esta labor que se prolonga ya más de tres décadas, como fueron Miguel Sacristán e Isaac Albarrán. “La enfermedad de mi mujer me llevaba a pasar muchas horas en casa cuidándola y me liaba a revisar archivos, a ir a las hemerotecas de los periódicos, a consultar también “La Voz de Peñaranda” y también coincidió durante mi etapa en el Ayuntamiento la organización del archivo municipal que hizo la Diputación y así empecé a recopilar lo que me resultaba más llamativo e interesante”, explica Antonio Pérez.

Todo ello ha dado lugar a 91 artículos sobre la historia de Peñaranda que ahora han empezado a ver la luz gracias a las redes sociales junto a varios cientos de fotografías que en unos casos complementan el artículo y en otros son el material para los nuevos que está preparando.

En su haber y como buen aficionado al deporte destacan, además, dos libros sobre la historia del fútbol peñarandino y un álbum con cerca de medio millar de fotografías “futboleras” que van desde 1940 hasta nuestros días.

Antonio Pérez cuenta a LA GACETA una de las numerosísimas curiosidades que ha rescatado del olvido a lo largo de los años referida a un emblemático lugar de Peñaranda como es la calle Santa Apolonia. “En sus orígenes era calle Santa Polonia, sin la a, en honor a los polacos que vivieron en ella y que la festejaban hasta con procesión. La costumbre popular de anteponer la “a” y decir “a-moto” o “a-radio” posiblemente derivó en Santa Apolonia y así ha seguido hasta la actualidad”.

Antonio Pérez dedica uno de sus artículos a los cinco cuarteles de la Guardia Civil que ha tenido Peñaranda hasta el actual, en la calle Duque de Ahumada, y también recoge la relación de serenos y posteriormente la creación de la Policía Local en la década de los 40 del siglo XX.

El Ayuntamiento de Peñaranda presentó el 19 de abril de 1942 ante el Ministerio de Obras Públicas de la época la solicitud ante las enormes dificultades para poder abastecer de agua a todos sus vecinos. El proyecto para la captación de aguas del río Almar se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia en septiembre de 1958.

Hasta el año 1952 no existieron los servicios higiénico-sanitarios en el Consistorio peñarandino. El importe total de las obras para dotar de aseos al edificio y ubicarlos en la planta baja fue de 6.966 pesetas de la época.

En el año 1896 en Peñaranda se consumía, según los datos tomados minuciosamente según documentación de la administración de Consumos y comprobados en la Oficina municipal: Carnes por kilos, de vaca 51.922, de cordero 32.895, de Ternera 1.966, de cerdo 260.735 (se mataban 1.553 cerdos de nueve arrobas cada uno). Leche de cabra, se consumían unos 74.330 litros. Vino, consumo al año 421.745 litros, al día 1.155 litros y por persona 270,49 litros. Aguardiente al año 11.000 litros y de otros licores al año más de 1.800 litros.

El abandono de un niño recién nacido en enero de 1946 conmocionó a la localidad peñarandina. Tres vecinos presentaron escritos solicitando que les fuera entregado el niño para su acogida y estudiados todos ellos por las autoridades, el cura párroco y el juez comarcal, se decide dar al niño a un brigada militar retirado por su mejor situación económica.

Charcas, lavaderos, huertos familiares, epidemias, bicicletas, carruajes y colegios forman también parte de los artículos.