Homenaje a German Madrid: “Aprendí el oficio en el vientre de mi madre”

Hablar de Germán Madrid en Peñaranda de Bracamonte es hacer un guiño cariñoso a toda una vida dedicada a la atención al cliente con carácter agradable y amable tras el mostrador de una panadería que atesora cinco generaciones de permanencia. Este viernes se hizo realidad un homenaje a este vecino peñarandino con raíces macoteranas que dedicó medio siglo de su vida al trabajo hasta jubilarse hace unos meses (el 8 de abril de 2024), los últimos años en su tienda de la plaza Nueva, que hoy regenta su sobrino Antonio.

El centenario teatro Calderón de Peñaranda de Bracamonte acogió un espectáculo organizado por el bailaor flamenco Rafael Sevilla, amigo de Germán desde hace aproximadamente 17 años. Se conocieron como cliente y vendedor de panadería y mantienen ese vínculo de amistad desde entonces. “Pasó por la panadería entró a comprar me cogió cariño y cada vez que viene a Peñaranda me viene a ver y ahora que estoy jubilado viene más a menudo”, cuenta Germán Madrid con gran alegría al recordar esta estrecha amistad.

El público asistente pudo disfrutar del arte puesto en escena de la bailaora María Merchán, del humor y la copla de Paqui Ramos y del flamenco de la copla de Sonia Velasco y del bailaor Rafael Sevilla.

El acto tuvo un segundo sentido homenaje en honor al padre de Germán Madrid, el macoterano Manuel Madrid Bueno, que falleció el 12 de mayo a sus 94 años de edad, y que fundó el primer horno de los Madrid en la calle La Cruz de Peñaranda de Bracamonte.

“Somos cinco generaciones de panaderos, ahora lleva la panadería mi sobrino que ha seguido la tradición, mi bisabuelo, mi abuelo y mi padre panaderos, yo y ahora un hijo de mi hermana María Teresa Madrid, que también se dedicó al sector y ahora su tienda la regenta su hija Azucena”, cuenta Germán.

“Mi padre, Manuel Madrid, con diez años, venía con una bicicleta a traer el pan desde Macotera a Peñaranda, traía 30 barras”, recuerda Germán Madrid. “Luego hizo la mili, se vino a Peñaranda y montó la panadería con 18 o 19 años y tenía 12 obreros, entonces les pagaba 1.000 pesetas de sueldo”, detalla Germán Madrid con gran cariño por su padre, con el que ha compartido vivienda desde que nació en Peñaranda. La memoria de este panadero tampoco olvida el legado de su madre, Florinda Bautista que falleció joven, hace cuatro décadas, con tan solo 55 años , y que se encargaba entonces de asar tostones para los restaurantes de la ciudad. “Mi madre era la que daba el toque al tostón de oro de Peñaranda”, indica. “Llevaba el despacho, por eso digo que ya en el vientre de mi madre aprendí ese negocio, cada uno tiene un don de Dios”, cuenta Germán Madrid.

A pesar de sus dificultades de movilidad este vecino de Peñaranda ha trabajado durante 50 años, “una media de 16 horas diarias, daba igual fiesta que domingos, no hacía vacaciones”, señala.

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