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Cespedosa de Tormes
Jueves, 26 de septiembre 2024, 12:54
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Poco esperaba Julia Hernández Morido que el bar de Cespedosa de Tormes al que suele ir por las tardes para tomar algo con su hijo Sebastián iba a estar lleno de vecinos de la localidad esperando su llegada. La ocasión lo merecía porque el 25 de septiembre, Julia cumplía 103 años y el pueblo de Cespedosa, de acuerdo con su hijo, le había preparado una fiesta sorpresa para festejar la fecha de su nacimiento.
Nacida en la localidad cacereña de Hervás y habiendo vivido gran parte de su vida en Madrid, Julia recaló en Cespedosa de Tormes hace más de cuarenta años porque Antonio, uno de sus hijos, se casó con María, una hija del pueblo. Con veinte años tuvo al primero de sus cuatro hijos y tiene también tres nietos. Su marido tuvo que hacer la mili acabada la Guerra y fue a la vuelta cuando se casaron.
Desde la llegada de su hijo a Cespedosa ha seguido vinculada con el pueblo, al que viene con notable regularidad, como señala su hijo Sebastián, con el que vive: «Venimos mucho, en primavera, en San Isidro, Navidades, Semana Santa y en verano también. Si no estamos más tiempo es por mí, que tengo médico. Tomo yo más pastillas que ella». Tiene algo de sordera y se agarra la zona lumbar para explicar que «me duele aquí un poquito», pero muchos firmaban llegar a 103 años como ella, con vitalidad para salir con su hijo y tomarse una cerveza con limón y su pincho. Tiene buen apetito, reconoce: «De comer, como de todo, todo me sienta bien. Todo lo que me hacen me gusta».
La fiesta sorpresa preparada por los vecinos y que contó con el apoyo municipal, tuvo lugar en el bar Hermanos Martín donde no cabía un vecino más. Le llegaron regalos de vecinos, de los jubilados o el Consistorio e incluso el coro le dedicó una canción compuesta para la ocasión: «No me esperaba esta celebración», señalaba riendo Julia, que decía estar muy contenta por este inesperado reconocimiento que congregó a vecinos de diferentes edades, que le cantaron el Cumpleaños feliz al entrar en el bar y al soplar las velas con el 103 como recordatorio.
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