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Salamanca
Jueves, 10 de octubre 2024, 12:33
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Tiene una historia que se remonta a miles de años atrás y un entorno encantador que pocos conocen. Con cuatro 'puertas' de acceso, una por cada punto cardinal -la de Nuestra Señora, la de San Ginés, la del Postigo y la de la Villa-, este pequeño pueblo ubicado en la sierra salmantina, entre bosques de alcornoques, robles y madroñeras con viñedos y olivos, genera una gran atracción entre los turistas que visitan la provincia por su castillo, pero existe un factor que todavía llama más la atención.
Con un imponente castillo que alojó a la legendaria Orden de los Caballeros Templarios, Miranda del Castañar cuenta con unos 600 mtros de muralla que llevan en pie casi 900 años. Ante la atenta mirada de ríos como el Francia y el San Benito, esta localidad presume de una plaza que, en su día, fue coso taurino. De hecho, figura entre los más antiguos de España junto al de Béjar y el de ronda.
Con varias casas de mampostería y madera, tan características de esa zona, y otras de granito con blasones en las fachadas, coronadas por escudos nobiliarios, Miranda del Castañar tiene una iglesia de estilo gótico y una torre, la de las Campanas, que datan de los siglos XIIX, XIV y XVII respectivamente.
Pero lo que realmente llama la atencón de este pueblo es que tiene forma de pescado. Y es que, visto desde el aire, tiene una disposición casi úniuca, a la par que curiosa y graciosa. Con un ejemplo de arquitectura que no se repite en casi ninguna ciudad europea, fue organizada como si fuese una espina de pescado para evitar que las lluvias frustraran la actividad ganadera. Es por ello que Miranda del Castañar merece la pena ser descubierto.
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