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Monte público para la explotación de pinos resineros en El Payo. ARCHIVO
El oficio de resinero se devalúa en Salamanca

El oficio de resinero se devalúa en Salamanca

La inestabilidad de los precios y la temporalidad de las labores devalúan este labor a un trabajo para completar los ingresos anuales

Sábado, 10 de abril 2021

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Las grandes extensiones de pinos del suroeste de la provincia atesoran un producto de alta demanda pero que no acaba de pegar entre aquellas personas que buscan una forma de vida que les ayude a superar la crisis, la resina.

Son muy diversos los factores que incluyen en el bajo atractivo del oficio de resinero pero sobre todas ellas destacan dos que hacen que sean apenas unos pocos los que mantienen viva esta labor: la alta inestabilidad de los precios de la resina y al temporalidad de las labores.

“En El Payo, durante la anterior crisis económica, cuando los jóvenes no encontraban trabajo en las grandes ciudades, llegamos a tener a ocho matrimonios dedicados a la resina, pero de aquellos ahora tan solo ha quedado uno”, destaca el alcalde, Agapito Pascual.

La extracción de la resina necesita de una gran dedicación, prácticamente nueve meses al año, desde la primavera hasta el otoño, “dependiendo mucho de cuánto se estire el verano, porque es con el calor cuando más resina producen los pinos y cuando más hay que atenderlos”, afirman los técnicos.

Aunque son nueve meses de trabajo, no en todos ellos se producen ingresos, por lo que “si el precio está bajo, es necesario tener este oficio como un complemento para otros ingresos”, señalan los profesionales.

La iniciativa del Ayuntamiento de El Payo, “un pueblo en el que nunca antes se había explotado la resina, tan solo la madera”, como señala su alcalde, puede servir de ejemplo para ilustrar el porqué no hay más resineros. Este municipio aprobó la concesión de hasta 5.000 pinos a aquellos que lo solicitaran, “el primer año gratis, para que pudieran hacer frente a la compra de herramientas y otras necesidades de la labor, y el segundo año un precio casi simbólico de 0,20 céntimos por árbol y año”.

A pesar de estas facilidades, “fueron pocos los que se apuntaron y tan solo uno el que ha quedado, aunque si se trabaja duro que eso no hay que negarlo que es necesario, una familia puede sacar una buena temporada, dependiendo del precio del kilo de resina, hasta 10.000 o 12.000 euros”, señala Agapito Pascual.

Este oficio, aunque sea parcial y como complemento de otros ingresos, quiere convertirlo la Diputación provincial junto a los ayuntamientos de El Rebollar, en una oportunidad “ya que es una fuente de empleo en el mundo rural y además la labor de los resineros ayuda a la conservación de los montes”, afirma Román Hernández.

Disponibilidad a la promoción

El alcalde de Robleda, José Luis Varas, mostró ayer la “disponibilidad de los ayuntamientos para promocionar la labor de la extracción de la resina, algo a lo que ayudaría mucho la estabilización de los precios”.

Temporada fuerte en junio y julio

La temporada del oficio de resinero comprende desde la primavera hasta final de otoño, preparándose los árboles a lo largo del mes de abril, siendo los meses más fuertes junio y julio cuando la producción de cada árbol hay que recogerla prácticamente a diario.

Proyecto de cooperación europea

La Junta de Castilla y León y la Fundación Cesefor participan en el proyecto de cooperación europeo Interreg Sust Forest Plus 2018-2021, que tiene como objetivos contribuir a la generación de empleo estable y de calidad en las zonas rurales, con la premisa inicial de que los trabajadores resineros son el eslabón más necesario y más frágil del sector.

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