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Un fragmento de la carta manuscrita con la que Celestino Alfonso se despidió de su esposa e hijo
Foto de la ficha policial de Celestino Alfonso

El héroe salmantino que luchó contra los nazis con la resistencia francesa

Nació en Ituero de Azaba, combatió en la Guerra Civil con las Brigadas Internacionales y atentó contra la ocupación nazi en varias acciones armadas en París. Celestino Alfonso, miembro del mítico “grupo Manouchian”, fue fusilado en 1944. | Hoy Francia le considera uno de sus héroes nacionales

Domingo, 5 de marzo 2023, 20:39

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La alcaldesa de Paris, Anne Hidalgo, solicitaba el pasado 18 de febrero al presidente de la República Francesa Emmanuel Macron la entrada en el Panteón de Paris [el monumento que honra a los personajes más ilustres del país vecino] de los restos de Missak Manouchian, líder de un grupo de 23 miembros de la Resistencia que fueron ejecutados durante la ocupación nazi. Entre ellos se encontraba un español y salmantino, Celestino Alfonso, excombatiente republicano en la Guerra Civil y que entregó su vida con tan solo 27 años peleando contra los nazis en las calles de Paris. La lucha de los hombres de Manouchian fue llevada al cine por Robert Guédiguian en la película “El ejército del crimen” (2009), en la que el activista salmantino fue interetado por el actor francés de origen español Miguel Ferreira.

Celestino Alfonso nació el 1 de mayo de 1916 en Ituero de Azaba. Eran tiempos duros para la Salamanca rural, y especialmente en la Raya portuguesa. La amenaza inminente de la miseria obligaba a apretar los dientes y buscar un futuro. Y Ventura Alfonso y Faustina Matos, sus padres, eligieron emigrar a Francia. En 1927 recogieron sus pertenencias y, junto a su hijo de apenas 11 años emprendieron un viaje sin retorno.

Celestino Alfonso y sus padres se instalaron en la localidad de Ivry-sur-Seine. Sus primeras ocupaciones allí serían como carpintero y como peón, y su contacto con el mundo laboral ya despertó en él su compromiso social. En 1934, Celestino se unió a las juventudes comunistas locales y llegó a ser responsable del grupo de la organización en Ivry-Sur-Seine

Pero pese a haber salido muy niño de su pueblo natal, Celestino no había olvidado sus raíces. Apenas un mes después del levantamiento de Mola y Franco, en 1936 se alistó como voluntario en las Brigadas Internacionales para defender el bando republicano. Llegó a España el 27 de agosto de 1936 y en el frente desempeñó el cargo de ametrallador con grado de sargento en la Brigada III. Más tarde, en 1937, ascendería a teniente en la Brigada XIV, ejerciendo como comisario político de empresa. Tras resultar herido en la mano derecha en 1938, volvió un mes a Francia para recuperarse, pero regresó a España, donde se incorporó a la intendencia y fue nombrado poco después comisario político de la Brigada II con el grado de capitán.

En 1939, el avance imparable de las fuerzas nacionales empujó a la unidad donde servía Celestino Alfonso a la retirada por la frontera francesa. De esta manera, en el mes de febrero era internado en los campos de Argelès-sur-Mer, en la zona de los Pirineos orientales, junto a muchos españoles del bando republicano, cerca de 80.000, según refieren las crónicas. Y entre ellos, no pocos salmantinos como Valentín Lorenzo, de Villar de Ciervo, uno de los únicos tres presos fugados en la histórica gran evasión del Fuerte de San Cristóbal en 1938.

Confinando en el vecino campo de Saint Cyprien, Celestino consiguió escapar, pero en diciembre de 1939 era incorporado a la Compañía de Trabajadores Extranjeros (CTE). En 1940 regresó a París donde bajo la ocupación alemana permaneció trabajando hasta que en enero de 1941 fue arrestado e internado en el cuartel de Tourelles. Una vez liberado, el salmantino fue enviado a trabajar a territorio alemán hasta el 18 de junio de 1941. De ahí pasó a ejercer distintas ocupaciones en el campamento de Satory, en el garaje de automóviles Chaillot en la rue de Chaillot y en los establecimientos ACO en Villacoublay. Durante todo este tiempo, Celestino Alfonso no abandonó su compromiso con la militancia en la sección española del clandestino Partido Comunista, en el que se ocupaba de la distribución de folletos propagandísticos.

Paso a la acción

En noviembre de 1942, la detención de varios miembros de su grupo obligó a Celestino Alfonso a huir hacia Orléans, donde durante unos meses trabajó, según su testimonio, para las autoridades alemanas. Ya de vuelta en París se produciría el encuentro que cambiaría la vida al activista salmantino. Su paso a la acción, a las armas.

El grupo guerrillero antinazi FTPF (Francotiradores y Partisanos Franceses) venían realizando en la París ocupada diversas acciones de sabotaje en líneas férreas, estaciones y garajes, así como algunos atentados contra miembros de la Wehrmacht. El grupo estaba dirigido por veteranos de las Brigadas Internacionales, y de él nacerían los MOI (Mano de Obra Inmigrada), que donde desde julio de 1943 ejerció como comisario militar en la región de París el armenio Missak Manouchian. El salmantino Celestino Alfonso se integraría ese verano en uno de los comandos de la FTPT-MOI en la región parisina, integrados por voluntarios de muy diversos países con notable presencia de combatientes de ascendencia judía.

Bajo el seudónimo de “Pierrot”, Celestino Alfonso se unió a un equipo especial formado por Leo Kneler y Marcel Rajman, francotiradores, con el que participó en varias operaciones. El primer gran atentado que puso en la Historia a Celestino Alfonso, sin embargo, no salió como ellos pensaban.

En 1943 el “Gran París” era gobernado con mano férrea por el general Von Schaumburg. Las continuas amenazas a la población y los frecuentes pelotones de ejecución para castigar a quien osara sublevarse sembraban el terror entre los parisinos. En respuesta, La Resistencia le colocó una diana en la frente como primer objetivo.

Tras estudiar minuciosamente las rutinas diarias de movimientos del militar desde su domicilio al Cuartel General, el grupo de voluntarios integrado por el alemán Leo Kneler, el italiano Spartaco Fontano, el polaco Marcel Rajman y el español Celestino Alfonso llevaron a cabo la acción el 28 de junio de 1943. En la avenida Paul Doumer, cercana a la plaza del Trocadero, Rayman esperó la llegada del coche donde viajaba Von Schaumburg y lanzó una bomba en su interior. Fontano y Alfonso cubrieron su retirada disparando sus pistolas mientras el comando se daba a la fuga. Los cuatro ocupantes del vehículo oficial resultaron muertos. Pero, para sorpresa de la Resistencia, días después se conocía que el general nazi no viajaba ese día en ese vehículo. De hecho falleció años después de muerte natural.

El Comité Nacional francés buscó pronto un nuevo objetivo: un oficial alemán que acudía cada mañana a leer el periódico al parque Monceau. Se trataba del coronel de las SS Julius Ritter, responsable en Francia del Servicio de Trabajo Obligatorio (STO), sistema de reclutamiento de mano de obra en los países ocupados. Conocido en toda Europa como “el Negrero”, tenían fama de hombre sin escrúpulos, ambicioso y cruel. La misión fue encomendada al grupo de Manouchian, que estaba especialmente motivado por unas declaraciones de Ritter en las que había afirmado que “a los armenios hay que exterminarlos como a los judíos”. El reto era en esta ocasión más complicado, porque no se conocía bien su aspecto físico.

En esta ocasión, el salmantino Celestino Alfonso fue designado para cometer el atentado, aunque desconocía aún la identidad de su víctima . El 28 de septiembre de 1943, a las 8,45 de la mañana, Ritter salía de su casa en la calle Petrarque 18 para tomar su coche junto a su chófer y a un perro polícía. Cuando el vehículo frenó para tomar la curva en la plaza del Trocadero, el activista salmantino disparó sobre el jefe nazi a bocajarro. Este intentó abrir en vano la portezuela mientras por la ventanilla opuesta disparaba también Rajman, estableciendo un fuego cruzado que acabó con todos los ocupantes del coche. Alfonso y Rajman saltaron a la acera y y huyeron junto a sus compañeros de comando Kneler y Fontano.

La prensa colaboracionista se hizo eco en primera plana de este “acto abominable” y del “asesinato cobarde por parte de terroristas”. El funeral oficial se ofició en la iglesia de la Madeleine y la capilla ardiente fue instalada en el Museo de la Orangerie. El asesinato de Ritter tuvo un gran impacto en Berlín y Heinrich Himmler ordenó a su representante en Francia, Carl Oberg, que reprimiese tajantemente a los “terroristas”. Como represalia, 50 rehenes del campo de prisioneros de Romainville fueron fusilados el 2 de octubre en Mont Valérien. Las autoridades alemanas empapelaron Paris con 15.000 carteles en los que se denunciaba al grupo de Manouchian como “El Ejercito del Crimen” , señalándolos uno a uno con foto, nombre y apellidos. Sería el mítico “Affiche Rouge” (cartel rojo), donde Celestino Alfonso era identificado como “Español. Rojo. 7 atentados”.

La ofensiva nazi pronto tendría resultados. Ese otoño quedaba desmantelado el FTPF-MOI con la detención de más de un centenar de miembros de la Resistencia y la incautación de varios depósitos de armas. Celestino fue capturado en su domicilio del número 16 de la Rue de Tolbiac en Ivry-sur-Seine, donde vivían sus padres. En el momento de su detención, el salmantino estaba casado con la también española Adoración Arrias. La joven pareja tenía un hijo, Jean.

Encarcelado en la prisión de Fresnes, Celestino Alfonso y sus compañeros fueron sometidos durante dos meses a duros interrogatorios por la Gestapo. No hubo piedad para ellos en el juicio celebrado en febrero. Veintitrés condenas a muerte. Según los testimonios, el salmantino fue implicado en cincuenta atentados. Horas antes de la ejecución, se despidió de su familia con una emocionante carta. El padre Franz Stock, que acompañaría a las víctimas al lugar de la ejecución, contó después que Celestino rezó con él el padrenuestro y un Avemaría, esta en español. “Reza por mí”, le pidió.

En grupos de cuatro, atados a sendos postes, Manouchian, Alfonso y el resto de protagonistas del “Affiche Rouge” fueron ejecutados en Mont-Valérien el 21 de febrero de 1944. Las vendas ensangrentadas de los caídos se colocaban en los ojos a los que iban llegando. A lo lejos, un suboficial alemán, Clemens Ruther, tomaba las únicas fotos existentes de la ejecución.

La Francia liberada le otorgó el 14 de mayo el honor de “Muerto por Francia” y el municipio de Ivry-sur-Seine organizó funerales solemnes para dieciocho fusilados de la ciudad. El cuerpo de Alfonso fue trasladado al nuevo cementerio comunal de Ivry y en julio otorgó su nombre a una calle.

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