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La Vía Verde de la Ruta de la Plata permite un cómodo paseo por un sendero limpio. EÑE
El agradable y casi desconocido paseo por la estela del antiguo tren entre Salamanca y Alba

El agradable y casi desconocido paseo por la estela del antiguo tren entre Salamanca y Alba

Devolver a la naturaleza lo que la industrialización robó compensa el abandono en 1985 de la línea férrea de la Vía de la Plata salmantina

Lunes, 22 de junio 2020, 16:32

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Bosque de ribera, dehesa y estepa cerealista. Garcetas, milanos e incluso algún buitre negro. Caminar por el lugar donde hace décadas los trenes llenaban sus vagones de historias y gentes. La Vía Verde de la Plata ha permitido recuperar como entorno natural lo que un día fuera sinónimo de progreso: el tren. A lo largo de 21 kilómetros, caminantes y ciclistas disfrutan de una ruta que une Alba de Tormes con Carbajosa de la Sagrada pasando por Terradillos, Calvarrasa de Arriba y Arapiles. Una ruta gestionada por la Asociación de la Vía Férrea de la Plata -Vifepla- que integran esos mismos municipios.

Comenzamos la ruta admirando un edificio en ruinas que desvela en un sencillo vistazo su antigua función. Si uno cierra los ojos puede imaginar el chirriar de los trenes y el de las agujas al mover los raíles. En la antigua estación de tren de Alba apenas se escuchan los cantos de los pájaros recordando que la naturaleza es paciente a la hora de recuperar su territorio. Es el kilómetro 0. Allí comienza el recorrido por esa línea donde la prisa de los antiguos viajeros ha dejado paso a ciclistas y senderistas dispuestos a redescubrir otra forma de viajar, una que les llevará durante 21 kilómetros por una ruta natural que ha supuesto una inversión de más de un millón de euros.

La Vía Verde de la Plata recorre la margen izquierda del Tormes en dirección noroeste, hasta casi llegar a la capital salmantina. Un recorrido que se ha dividido en tres tramos donde el caminante puede disfrutar de paisajes de dehesa, ecosistemas de ribera o campos de cereales. Incluso se pueden sentir los ecos históricos del Sitio de la Batalla de los Arapiles.

Desde la estación de Alba de Tormes los caminantes empiezan una ruta en la que se topan con la primera de las dos áreas de descanso. Bancos, una zona de aparcamiento y la señalización necesaria para informarse del recorrido que van a realizar.

El paisaje que rodea en los primeros pasos al caminante es el típico de dehesa si volvemos la vista al oeste y de ribera si miramos a la derecha, hacia el Tormes que discurre en paralelo en este primer tramo. La altura del terreno permite que nuestra mirada llegue lejos, siendo uno de los lugares más interesantes del recorrido para la observación de aves ya que en este punto las rapaces y las aves de ribera son habituales.

Poco a poco la vía va alejándose de la carretera que une Salamanca y Alba de Tormes y el paisaje invade todo el recorrido. Encinas, rosales silvestres y espinos hasta dar de pleno con la dehesa es la flora que encontramos en este primer tramo del recorrido que va hasta la Finca La Maza.

Allí comienza el segundo tramo de este recorrido que nos llevará hasta el Sitio Histórico de los Arapiles. El paisaje a lo largo de estos cuatro kilómetros es similar, aunque destacan las escolleras para evitar derrumbes a lo largo de la vía, algunas de ellas antiguas que todavía se mantienen. Destaca en este tramo la ermita de la Virgen de la Peña ubicada entre la vía y el núcleo urbano de Calvarrasa de Arriba.

Al llegar al fin del tramo, ya en el término municipal de Arapiles el paisaje cambia. Desaparecen las encinas, que han dado nombre a la urbanización de Terradillos junto a la que pasa la vía, y comienzan los campos de cereales coronados por los dos Arapiles, testigos mudos de la batalla que cambió la historia de nuestro país en 1812. En este lugar se libró la famosa batalla que obligó al ejército francés a huir. El caminante atraviesa el campo de batalla, declarado BIC y considerado uno de los campos de batalla mejor conservados de Europa.

El caminante puede hacer un descanso en este punto ya que existe un área para ello. Los aventureros pueden incluir en su ruta la subida al Arapil Grande, y disfrutar, además de unas vistas inmejorables del entorno y del lugar de la contienda, del monolito en recuerdo a los caídos en la lucha.

Tras un descanso al resguardo de los Arapiles, la ruta continúa hasta Carbajosa de la Sagrada. Son los últimos siete kilómetros del recorrido en los que el Arapil chico manda sobre un paisaje con alguna encina y cultivos de secano. Avanzando por la ruta el caminante puede disfrutar del tercer arapil de este entorno, el Arapil de las Fuentes, un gran desconocido. Tras cruzar el arroyo de las Cárcavas y dejar las Torres atrás, los campos de cultivo inundan todo el paisaje hasta llegar al casco urbano de Carbajosa de la Sagrada. Desde allí, la vía todavía continúa durante un kilómetro más hasta su final en el polígono de la localidad. Llegamos al kilómetro 21 y por tanto al fin del recorrido.

Una ventaja para los que realizan este trayecto en bicicleta es que desde allí podrán enlazar con el carril bici que ahora mismo está en construcción y que unirá al municipio con la capital salmantina. Un enlace que además conectará a los ciclistas con los otros carriles bici de los municipios del alfoz.En proyecto está la continuación de la vía en el tramo de 56 kilómetros que une Alba con Navalmoral de Béjar y que enlazaría con Extremadura.

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