La despoblación e internet, principal amenaza para los ambulantes

«Estamos bajo mínimos por internet, por las grandes superficies, los centros comerciales y la despoblación», señalaJosé Luis Gil, vendedor ambulante de ropa a la hora de definir la situación que sufre su sector en el medio rural.

Lleva cincuenta años en el sector y recorre los mercados de Ciudad Rodrigo, Piedrahita, El Barco de Ávila , así como pueblos como Miranda del Castañar o Linares, donde se nota esta situación. Y todo ello pese a que, como explica: «Se les da la facilidad de que se lo lleven a casa y se lo prueben y si no les gusta lo pueden cambiar o les devuelvo el dinero».

La compra por internet no afecta a los ambulantes de alimentación, pero sí las grandes superficies y supermercados de ciudades o cabeceras de comarcas pero, sobre todo, la pérdida progresiva de población en el medio rural y el envejecimiento de las personas que quedan viviendo en los pueblos.

Aurelio Gutiérrez, que lleva treinta años en el negocio lo ha vivido en sus propias carnes. Él lleva la zona del Sangusín, San Esteban de la Sierra, San Miguel de Valero, Sotoserrano, Mogarraz, Monforte, Cristóbal, Colmenar, Molinillo, entre otros muchos, y tiene una ruta los lunes hacia Encinas de Abajo. Allí empezó hace años y ha fidelizado la clientela. Es una población más joven que en las sierras del sur, señala. «Cada vez hay menos gente. La gente mayor va falleciendo o se los llevan los hijos a otro lado. De cuando empecé a ahora han fallecido muchas clientas y muchas otras están en la residencia», explica. De hecho, cuenta como anécdota que: «Alguna vez he ido a ver uno a la residencia Mamá Margarita y me he encontrado con 19 conocidos juntos». Es el problema de todos los vendedores, pero no el único y el tema de la subida de los precios es otra de las cuestiones más espinosas. «Todo está más caro», cuenta Aurelio Gutiérrez para añadir que, además, ahora con la tragedia sufrida por la Dana en Valencia se van a encarecer algunos productos aún más: «Se ha llevado la simiente de las plantaciones de invernaderos, las naranjas flotando en agua, se va a secar el árbol...».

En la misma línea habla José Luis Pérez, ambulante procedente de Tornavacas (Cáceres) para hablar de productos como el aceite: «Cuesta muchísimo y aunque haya bajado ahora no se va a notar porque en enero se aplicará el 21% de IVA». Por tanto, los ambulantes han de jugar con márgenes mínimos para poder ofrecer productos que no impliquen precios desorbitados a clientes de toda la vida. Y qué decir del coste de los combustibles para desplazarse, en muchos casos, por carreteras de montaña donde el gasto puede ser mayor que lo que se llega a vender en algunos pueblos.

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