Culto al mimbre y al Santo Cristo en Villoruela

“Cuando iba a la escuela, de 7 u 8 años ya andaba con el mimbre”, contaba este sábado Atanasio de la Torre, un vecino de 87 años de Villoruela que acompañado de su hijo Julián de la Torre se encargaron de hacer una demostración de cómo se pela el o la mimbre en Villoruela.

Tino Sánchez Coria es otro de los artesanos de la mimbre que aprovecharon la primera feria organizada en el ayuntamiento para mostrar al público asistentes como, en su caso, fabrica de forma artesanal, sombrillas muy socorridas estos días de intenso calor en piscinas, comunidades, parques y jardines.

Otros artesanos de la mimbre villoruelenses aprovecharon este escaparate para mostrar sillones, cestas y muchos más utensilios que siguen dando fama a esta localidad como el pueblo de los artesanos de la mimbre. El mercado también contó con puestos de otros artesanos llegados de toda la provincia de Salamanca. No faltaron mieles de la alberca, repostería y rosquillas de La Vellés, embutidos de Santibáñez de Béjar o alfombras y tejidos de El Bodón.

Entre las demostraciones y talleres en directo destacó el de encaje de bolillos ofrecido por Nieves Martín.

Tras la misa mayor en la iglesia parroquial celebrada por el padre dominico Pedro Miguel Díez se llevó a cabo la tradicional procesión con el Santísimo Cristo de la Esperanza por las calles de la localidad que concluyó con el remate de banzos en celemines. Finalmente se alcanzó la suma de 680 y “al buen provecho”, como tiene costumbre decir la persona que se encarga de esta peculiar subasta heredada de los antepasados más remotos.

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